20 Como un par de girasoles

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¿Dónde van las hojas secas que el invierno nos dejó?

Ese jueves, Damián y María José viajaron hasta San Juan del Río, una localidad ubicada a una hora del centro de Querétaro, él de ahí era originario y ese jueves la señora Inés, su madre, cumplió un año más de vida, razón suficiente para que Nicolás, el hermano menor de Damián, estuviera presente. Él radicaba en Monterrey, una ciudad al norte del país y tenía varios años sin visitarlos.

—Hola preciosa, ¿y tú eres?— el chico abordó a María José al verla platicando con su mamá.

—Hijo, ella es María José y es la novia de tu hermano— su madre hizo la presentación.

—¿Acaso necesito ser paramédico para conocer bellezas como tú?— le sujetó la mano derecha para dejar un beso sobre ella.

—Las mujeres preferimos a los hombres educados— respondió.

—Entonces déjame hacerte otra pregunta ¿qué hace alguien como tú con el anciano de mi hermano?

—Con permiso— la chica prefirió alejarse. Para ella la diferencia de edad nunca fue inconveniente.

Volvió a tomar asiento sobre el sofá y escuchó como Nicolás fue regañado por su madre ante su desagradable comentario y en cuanto tuvo otra vez la oportunidad, retomó la plática.

—Tuvimos un mal inicio y me disculpo— le ofreció una cerveza— me llamo Nicolás— tomó asiento a su lado.

—Lo sé, Damián me ha contado sobre ti— recibió una de las botellas y después de agradecerle, bebió.

—¿Cuánto tiempo llevan de relación?— continuó insistente en el asunto.

—Diez años.

—¿Y no te has aburrido de él?

—La verdad es que no. Tu hermano es un hombre muy maduro y es justo lo que busco en una relación.

—Interesante, significa que eres de las mujeres que saben bien lo que quieren.

—¿A qué te dedicas, Nicolás?— cambió el tema de conversación.

—¿Damián no te ha contado?

—Prefiero que me platiques tú.

—Soy ingeniero en informática, trabajo para una empresa extranjera con sede en Monterrey, pero en días pasados obtuve un ascenso y parece ser que ahora estaré en el corporativo de la ciudad de México.

—Me alegra saber que estarás más cerca de tu mamá, le haces mucha falta.

—También quisiera estar cerca de ti— y su sonrisa de galán de telenovela, se dibujó sobre sus labios.

—¿Puedo contarte un secreto?

Él acercó su rostro para escucharla.

—Eso jamás sucederá, así que no pierdas tu tiempo conmigo— continuó bebiendo de su cerveza.

El chico intentó objetar ese comentario, pero descubrió que su hermano caminaba con dirección a ellos.

—Quería presentarlos, pero veo que ya se conocieron— expresó enojado.

—Tu mamá hace rato ya lo hizo— ella comentó.

—Tranquilo hermanito, yo cuido a tu novia. Tú sigue en lo que estas.

—Damián— María José llamó su atención— todo está bien— comentó al descubrir que el comentario de su hermano menor lo había hecho enfurecer, más de lo que ya estaba.

La señora Inés llegó hasta ellos para completar la bonita escena familiar.

—Hijo— sujetó a Damián del brazo— también te quería comentar que hay una fuga en el baño de arriba. ¿Podrías revisarlo?

—Si— él y su madre se retiraron.

Cuando murió su padre, Nicolás apenas aprendía a caminar y Damián estaba por cumplir quince años y tal vez por ser el mayor, sintió la necesidad de cuidar, ayudar y atender a su madre, responsabilidad que Nicolás nunca conoció, porque la señora Inés siempre estuvo para cumplirle todos y cada uno de sus caprichos, así que era el típico hombre que sentía que este mundo no lo merecía. Tenía buen trabajo y excelentes ingresos por ende lo único que salía de su boca, era la gran cantidad de marcas reconocidas que usaba en su vida diaria y con esa estrategia, pasó toda la tarde intentando seducir a la mujer de su hermano mientras que Damián, atendía todas las peticiones de su madre.

Por la noche, cuando la reunión-fiesta concluyó y antes de regresar a Querétaro, él lo intentó una vez más.

—¿Puedo verte otro día?

—No, lo siento.

—¿Por qué no?

—Porque estoy perdidamente enamorada.

—¿De mi hermano?

—Linda noche— sonrió con sutileza.

Damián y ella emprendieron el viaje de regreso. María José conducía porque él había consumido alcohol y no se sentía del todo bien.

—A tu hermano quitándole su lenguaje soberbio, creo que es bastante agradable.

Él no respondió.

—Me recuerda mucho a ti cuando te conocí— continuaba intentando entablar una plática— ¿te acuerdas cuando empezamos la relación?

—¡Basta!— le gritó— deja de compararme con él.

—No lo estoy haciendo, solo digo que...

—Si tanto te agradó— la interrumpió— deberías estar con Nicolás y no conmigo.

—No es mi tipo, es demasiado egocéntrico.

—Estuviste muy alegre platicando.

—Solo fui amable que es diferente.

—Tu sonrisa demostró lo contrario.

Él estaba molesto y María José lo entendió. Conservó su silencio hasta llegar al departamento de Damián y descendieron del auto.

—Quiero que te vayas— dijo él.

—Esta noche pensaba quedarme contigo— le causó mucha confusión su actuar.

—¿Y quién te invitó?

—Damián, pasa de medianoche. No conduciré hasta mi casa.

—Si quieres llámale a mi hermano y él vendrá por ti.

Pocas cosas hacían enfurecer a María José, pero esa noche, Damián había conseguido una.

—Te diré algo y espero que lo entiendas porque no lo repetiré. Cuando yo decida enamorarme de alguien más, cuando yo decida estar con otra persona que no seas tú, tiene que ser alguien que me haga sentir un montón de emociones, emociones que ni contigo he experimentado.

—Te espero a las siete de la mañana en la central— se limitó a responder.

—Jodete Damián.

Él se perdió entre las paredes del edificio. Ella subió a su auto y se marchó a toda velocidad.

 Ella subió a su auto y se marchó a toda velocidad

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Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora