Capítulo 6.

631K 66.8K 147K
                                    

Magnus

Es casi la una de la madrugada y yo sigo viendo por la ventana al patio oscurecido. No dejo de pensar en lo que ocurrió, en la pelea final. No estuvo bien. Pero no puede evitar no molestarme. ¿Cómo permite que le afecten las acciones de Denavritz? Es insensato y más insensato es que este yo aquí enojado por ello. Emily es un mal que debe permanecer encerrado y a metros de mí. No debió venir a buscarme y yo no debí dejarla pasar. Este maldito plan es difícil de seguir. 

La vida me da vueltas o yo estoy boca abajo. El mundo es una ruleta y las cosas peculiares son las que me señala la flecha después de hacerla rodar en mi turno. Qué turnos al parecer tengo pocos, y pocas también son las personas que me ayudan a entenderme.

—Majestad —la voz de Francis se oye al otro lado de la puerta. Es calmada, aunque no pasiva. Francis no tiene nada de pasivo.

Me alejo del cristal para recibirlo, dirigiendo mi atención ahora a la entrada, como esperando que un salvador haga acto de presencia.

—Adelante —Ordeno mientras desabrocho los botones superiores de mi camisa. Quiero creer que son ellos los que no me dejan respirar bien.

—¿Me mandó llamar? —Cierra la puerta y camina lento hacia mí. Ese ritmo que suele desesperarme, como si tanteara un terreno minado. Supongo que así es relacionarse conmigo. Un área acordonada llena de explosiones.

—No sé qué es lo que estoy haciendo.

Desvío la mirada hacia la pared frente a mí y sigo los patrones del papel tapiz, esperando que me lleven a algún sitio, uno que ayude a mi mente a volver a su estado natural.

—¿Tiene algo que ver con la discusión con la reina Lerentia y la señorita Emily? Escuché los gritos.

—La pueblerina se apareció aquí. Vino a agradecerme por el boleto de tren. Después apareció la loca y enseñó una pulsera que el idiota de Denavritz le dio. Emily se molestó por eso.

—Entonces tiene que ver con ellas. ¿Algo más que quiera contarme?

—Malhore es insoportable. ¿Quién viene a agradecer un boleto de tren? ¿Por qué siempre sonríe? Es raro. ¿Por qué siempre quiere hablar?

—Es bastante parlanchina, sin duda, pero es ¿Cómo decirlo? Gentil. Quizás ese rasgo produzca comodidad en usted. La mayoría de las personas nos sentimos a gusto con alguien cálido cerca.

—Este no es el caso. La tolero por ciertos fines y lo sabes.

Soy completamente honesto al decirlo. Emily no sabe cuándo hacer silencio. Un defecto en el que se nota que jamás ha trabajado.

—¿Puedo preguntar algo que no me corresponde?

—Siempre haces preguntas que no te corresponden.

—Anótela en la lista de mis fallas. Hay una duda que ronda mi cabeza y es pesada como los tronos de Lacrontte. ¿Le molestó que a ella le molestará que el rey Stefan le haya dado una pulsera a la reina Lerentia?

—Tienes razón. Es algo que no te corresponde.

Desde el momento en que perdí a mis padres, Francis me acogió, no como un hijo, pues no existe entre nosotros un amor fraterno, sino un aprecio como el de un aprendiz y maestro. Fue mi cuidador y tutor, uno de mano dura y poco humor. Sin sonrisas o afectos, solo apoyo y consejos.

Esa relación le ha permitido llegar más lejos que cualquier persona que no pertenezca a mi familia. Tiene mi confianza, mi respeto, mi lealtad y por ello suele cruzar la línea, porque sabe que se lo dejaré pasar. Tiene una afición por escarbar en mi vida, buscar en mi cabeza los pensamientos que ato lejos y las emociones a las que no le permito florecer. Él las trae a la luz, las expone ante mis ciegos ojos y me ayuda a reconocerlas, aunque la mayoría de las veces falla al intentar hacer que las acepte.

Las cadenas del Rey. [Rey 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora