No he dormido demasiado desde ayer. En realidad logré cerrar los ojos a las 2 de la madrugada y el descanso que necesitaba no ha llegado para mi.
Al amanecer mi corazón sigue afligido y aunque quisiera quedarme en la cama todo el día, me obligo a levantarme y arrastrar mis pies hasta el cuarto de baño para tomar una ducha caliente y reconfortante.
Mi cuerpo se siente pesado y agotado pero el agua va quitando al menos un poco de la aflicción que me embarga.
Al salir voy a mi cambiador y poniendo todo el buen humor de mi parte, escojo un vestido amarillo con flores en el mismo tono que cubren el pecho y las finas mangas.Una vez me miró en el espejo, pienso en lo que Vanir dijo por la noche "A Magnus no le gustan que se vistan con colores llamativos" y a decir verdad, no me importa.
Bajo al comedor a sabiendas que tendré que enfrentarme a la presencia del rey Lacrontte, persona a la que hoy no me interesa ver en lo absoluto.
- Buenos días, esposa. - Saluda una vez que llego al salón.
- Buenos días. - Respondo en un intento por ser amable.
- ¿Cómo has amanecido?
- Viva... supongo.
- Me alegra no estar viudo, entonces. - Comenta en un intento por hacerme reír, pero no funciona.
Observo la comida delante de mi y empiezo a consumirla con agilidad, sin darle oportunidad para hablar. Quiero que esto acabe rápido, quiero regresar a mi habitación.
- ¿Postre de durazno, majestad? - Le ofrece un guardia.
- Esta vez no. - Informa rechazándolo, lo cual en el fondo me sorprende.
Continuó hurgando la comida, mientras me las apaño para comer a pesar de mi poco apetito y en el momento en que voy a la mitad de mi desayuno, él se dirige a mi con severidad.
- Emily eres tú la que siempre dice que debemos hablar aquellas cosas que nos molestan. Así que dime que sucede.
- ¿Qué habría de suceder? - Respondo sin ánimos.
- Esta no eres tú, esto no es típico de mi Emilia. - Replica con ansiedad. - Mírame, por favor.
- Disculpe, majestades. - Avisa un guardia de repente. - La familia de la reina se encuentra en el palacio.
De inmediato giró la cabeza hacia donde se halla el guardia. ¿Mis padres? ¿Qué habrá pasado si los vi justo ayer?
- Desean hablar con usted, majestad. - Dice el hombre dirigiéndose a mi.
Me levanto de golpe y salgo del comedor para reunirme con mis padres, quienes ahora suponen ser una distracción para mi.
No hay tiempo para saludos o formalidades, mi padre es el primero en hablar y lo que comunica me deja anonadada.
- Tu hermana ha dado a luz e iremos a Mishnock a conocer el bebe. - Suelta sin más.
Me quedo perpleja sopesando mis opciones. Yo quiero conocer a ese niño y ver a mi hermana, así nuestra relación en estos momentos no sea la mejor.
- Yo quiero ir con ustedes. - Arguyo de igual manera.
- ¿Estas segura de eso? - Pregunta mamá.
- Si, ella acaba de dar a luz así que es difícil que viaje hasta acá ¿cuándo partirán?
- Dentro de una hora.
- ¿Hoy mismo? - Pregunto desconcertada.
- Solo hemos venido a informarte, no pensé que querrías acompañarnos. - Señala mi padre.
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Las cadenas del Rey. [Rey 2]
General FictionLa hija de los perfumistas Malhore ahora vive en el palacio, después de ser traicionada por quien creía era el amor de su vida. Siendo prisionera del nuevo Rey Stefan Denavritz, Emily empezará a envolver su corazón en una guerra de sentimientos, cua...