Capítulo 15.

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Emily

He pedido un vestido rojo pensando en lo mucho que ese color le gusta a Magnus.

Nos tomó bastante tiempo a Christine y a mí acomodar cada parte de este atuendo. Se trata de un vestido hecho en gaza y seda roja que ayuda a resaltar la palidez de mi piel. Los hombros están descubiertos y tiene mangas hechas en tul que llegan hasta mis codos. Una infinidad de pedazos de tela en forma de pétalos están unidos a la parte superior del traje, revistiendo el escote corazón desde atrás hacia adelante. Capas y capas de tela moldean la falda que cae como una fuente de agua a mis pies y esconde mis sandalias doradas.

El diamante rojo brilla en mi cuello, el antifaz café me cubre hasta la nariz y las alas marrones con dos líneas centrales rojas y manchas blancas de la anartia amathea que cargo con correas pesan en mis hombros. Porque sí, soy una mariposa escarlata.

Salgo de la habitación y bajo al primer piso. El palacio está testado de personas con máscaras, capas, brillantes y accesorios pertenecientes al animal que representan esta noche. Veo máscaras de elefantes, cisnes, pavos reales y tantos más. Encuentro a Stefan en el pasillo. Lleva un antifaz plateado con alas que salen de las ranuras de sus ojos y que termina en un pico curvado hacia abajo. Tiene un traje negro de chaqueta y nada más. Es algún tipo de ave que me cuesta identificar.

Detrás de él, se encuentra Atelmoff, vestido con un pantalón oscuro, camisa blanca y saco de cola de pingüinos, porque eso es lo que es. Tiene una máscara negra de centro blanco con un pico naranja. Él me sonríe apenado como si tratara de disculparse por la actitud de su rey.

—Te tomaste en serio tu disfraz —dice al ver mis alas gigantescas—. Serás la mariposa más aclamada, querida —camina hacia mí, esquivando a las personas que entran y salen del salón—. El rojo definitivamente es tu color.

—Tú eres un lindo pingüino.

Da una vuelta para que vea por completo su disfraz.

—En realidad quería ser un camaleón, pero las máscaras de ojos saltones eran terribles.

—¿Alguna razón en particular?

—Me identifico con él. Es todo. ¿Alguna razón en particular para ser hoy una mariposa roja?

—Es el color favorito de Magnus.

Abre la boca e inclina la cabeza hacia un lado, sorprendido.

—De verdad te gusta ese hombre, Emily Malhore.

Puedo sentir como mis mejillas se calientan a medida que asiento. Me gusta y mucho.

—¿Qué se supone que es Stefan? —pregunto para resolver la incógnita.

—Un águila. Permíteme guiarte —señala con las manos las puertas abiertas del salón.

Si la idea era hacer lucir el recinto como un sitio espeluznante, lo consiguieron. Las paredes y el techo están cubiertos con sábanas blancas que cuelgan formando curvas como los relieves de una montaña. Las mesas son largas o quizás, muchas pequeñas unidas entre sí y tienen en medio un centenar  de velas en diferentes tamaños que alumbran como lámparas en la penumbra. Las mesas se extienden cerca de cada muro igual que una gran barra, dejando el centro despejado para que sirva de pista de baile. Las mesas se extienden cerca de cada muro igual que una gran barra, formando una U para así dejar el centro despejado y que sirva de pista de baile.

El lugar es una fantasía colorida, brillante y ostentosa. Reconozco al entrar a Lorian detrás de una máscara de cuervo, a Claire con un vestido amarillo y un tocado de octógonos de colmena de abejas, a Lerentia de gata con un gran vestido blanco, una estola de pelo artificial en los brazos y una máscara del mismo color con rayas brillantes argentadas y bigotes. Sin embargo, todas las personas desaparecen para mí en el instante en que mis ojos captan la presencia de Magnus.

Las cadenas del Rey. [Rey 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora