Capítulo 41.

915K 66.9K 423K
                                    

Desciendo las escaleras con rumbo a la salida del palacio para asistir a la cena de compromiso que el rey Gregorie nos ha organizado y justo en la sala de la casa real encuentro a Magnus y Francis en un extraño juego o... prueba.

- Un gusto conocerlo señor Erick. - Saluda formalmente el rey Lacrontte a su fiel compañero.

- El gusto es mío su majestad. Espero mi hija no cause muchos problemas. - Responde este.

- ¿Por qué tendría que causar problemas? - Pregunto interrumpiéndolos.

Magnus se gira hacia mí con sus ojos abiertos en sorpresa, mientras una risa involuntaria surge al saber que los he descubierto.

- ¿Su majestad gran rey glorioso, soberano de las montañas del norte, estaba usted practicando para conocer a mi padre? - Cuestiono con burla.

Magnus sonríe casi que con vergüenza y desvía su mirada hacia la pared que se encuentra a su izquierda. Francis por su parte presiona en una línea firme sus labios para evitar reírse de su monarca.

No puedo creer que estuvieran haciendo esto. Me resulta tan gracioso y al mismo tiempo tan dulce, que me es imposible asimilar que se haya tomado el tiempo de practicar un saludo para presentarse ante mi familia.

- El automóvil nos está esperando afuera, Emilia. - Informa cambiando de tema, al devolver la vista hacia mi.

- ¿No vas a responder lo que te he preguntado?

- No tengo nada que decir al respecto y si no te molesta prefiero que no vuelvas a comentarlo. - Dice llevando los ojos a sus pies mientras sonríe con vergüenza.

- Como ordene su majestad. - Digo riendo sin poder contenerme.

Salimos al umbral donde efectivamente un automóvil negro nos espera. Entramos en silencio mientras Francis aborda un segundo transporte junto a un grupo de guardias que nos llevarán en un viaje hasta un lugar que desconozco por completo.

El camino es silencioso debido al mutismo de Magnus, quien a optado por mirar hacia la ventana, evitando enfrentarse a lo que he visto.

Intento alejar la escena de mi mente pero me resulta imposible. No puedo negar que tengo a un gran hombre a mi lado.
Dejar su soberbia y arrogancia para tomarse unos minutos en crear un diálogo que le permita tener gracia ante los ojos de mi padre, es algo que nunca voy a olvidar.

Al llegar a nuestro destino quedo totalmente sorprendida . Un campo abierto con una pista realmente larga, rodeada por arbustos y pastizal es alumbrada por grandes lámparas de luz blanca, junto a un millar más que titilan al fondo en color diversos.

- ¿Qué es esto? - Pregunto ante lo desconocido.

- Una pista. - Responde viéndome a través del cristal de la ventana.

- ¿Pista de qué?

- Eres buena para burlarte de mí pero no para deducir las cosas, ¿cierto, Malhore?

- Puedes dejar de cuestionar mi inteligencia e iluminarme, por favor.

- Viajaremos en avión. Ahora no me digas que jamás lo has hecho.

- Es otra de nuestras primeras veces. - Digo ante lo apreciado.

- Ya yo lo he hecho, solo sería una primera vez para ti.

- Pero no lo has hecho conmigo, así que eso lo hace diferente.

- ¿Estamos hablando de viajar en avión o de otra cosa, Emilia? - Cuestiona dándole otro sentido a la conversación.

- ¿Por qué tienes que desviar el tema hasta allá? - Pregunto al comprenderlo.

- Porque me gustan esos temas y más si te incluyen. - Comenta entre grandes carcajadas al ver mi sonrojo.

Las cadenas del Rey. [Rey 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora