Capítulo 60.

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- Perdí el collar que me obsequiaste. - Ruego para que crea esta tonta excusa. - Y no sé desde cuando.

- ¿Lo buscaste bien?, es decir, puede estar en cualquier lugar. - Replica, paseándose por la habitación.

- Lo he hecho y de allí parte la conclusión de que lo he perdido.

- Busquémoslo entonces. - Dice paciente y mi corazón late fuerte.

El collar esta en la sección de joyería del vestidor justo en su cofre de terciopelo negro. Sería demasiado fácil para él encontrarlo.

- Lo haré más tarde. - Espeto para detenerlo y que aún así no resulte sospechosa.

- Bien, pero no creas que por algo así voy a asesinarte. Parecías tener mucho miedo y no quiero que me temas. - Alega, acariciando mi mejilla. - Es solo un collar. Si no lo encuentras no sucede nada, no voy a enojarme.

- Claro, comprendo bien.

- Si hiciera falta podría comprarte uno igual, así que no pierdas la cabeza por ello.

- Gracias, supongo fui algo exagerada. - Suelto mirándolo. - ¿y tú a que venías?

- Bueno han traído algo para ti y me tome la molestia de entregártelo. - Dice extendiendo la caja pequeña que trae consigo.

- ¿De dónde procede? - Pregunto extrañada.

- Tus padres la enviaron, creo que es un perfume.

De inmediato caigo en cuenta sobre lo que hay en el interior. Ramé, lo he olvidado cuando pernocte ayer.
Tomo la caja y camino con ella hasta la mesa próxima para sacar la fragancia que he hecho para él.

- Hice un perfume pensando en ti. - Informo, poniendo el frasco sobre la madera. - Sé que no te gustan los obsequios pero espero lo aceptes.

- Gracias. - Responde algo distraído mirando la etiqueta pegada al cristal. - ¿Se llama Ramé?

- Así es. Debí hacerlo con roble y avena como en la historia que contaste en nuestra cena de compromiso, pero decidí usar otros ingredientes.

- Ya veo. - Suelta con una sonrisa incomoda, es evidente que no le gustan los obsequios. - Gracias nuevamente.

- Si no lo quieres esta bien, puedo entenderlo.

- Lo quiero. - Avisa con rapidez. - Fue un bello gesto de tu parte y en verdad lo quiero, pero yo no tengo nada que darte.

- Me has dado muchas cosas, incluso algunas que no son de tu agrado. - Mascullo pensando en la noticia no revelada. - Por cierto con este perfume tienes la ultima oportunidad que deseaba el hombre de la historia para decir "te amo"

Magnus sonríe al entender a que hago referencia y con un movimiento suave deja el frasco sobre la mesa para luego volver a mirarme.

- Eso es algo que ya sabes.

- Pero no esta de más decirlo. - Replico con paciencia. - Además sería de...

Soy interrumpida por golpes en la puerta que Magnus aprovecha para desviar el foco de atención. Camina hacia la salida con rapidez, evidenciando lo mucho que lo incomodan las muestras de cariño pedidas.

Al otro lado de la madera se encuentra Francis y con la prudencia que lo caracteriza se dirige a mi esposo, recitando algo que resulta incomprensible para mi.

Veo al rey Lacrontte tensarse ante lo escuchado y después de pedirle a Francis que lo espere en su oficina, se vuelve hacia mi.

- Gretta Tebeos esta en el palacio. - Me informa con conmoción.

Las cadenas del Rey. [Rey 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora