Capítulo Final.

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Han pasado horas desde que estoy confinada en un refugio, y estoy perdiendo la cordura entre cada minuto que transcurre.

El lugar en el que me encuentro es caluroso pero acendrado, pequeño pero confortable, lejano e insonorizado.

Hay un mesa de acero al fondo y un montón de sillas apiladas en la pared contraria, la luz es tenue pero extrañamente suficiente y a cada lado de los muros hay largas repisas de concreto que supondrán ser camas en un momento dado.

En todo el tiempo que he estado aquí, los guardias no me han dejado sola ni un solo segundo; están revoloteando a mi alrededor en todo momento, preguntando si deseo algo o si estoy bien, pero cada vez que inquiero sobre Magnus y lo que esta pasando afuera, optan por dispersarse y no comentar nada al respecto.

Veo la angosta puerta de metal abrirse luego de un tiempo y mi decepción no es tan grande al ver que son mis padres quienes entran y no Magnus. Es un alivio tenerlos a salvo pero eso no erradica mi ansiedad por saber algo de mi esposo.

Mamá me rodea en un abrazo protector, mientras Mia se aferra a papá por la cintura, totalmente conmocionada por lo que sucede en el exterior.

- ¿Qué es lo que esta ocurriendo? - Susurra mi madre al oído, completamente preocupada. - ¿Quién perpetúa el ataque?

- Stefan. - Alego con enojo. - Él le ha puesto una trampa a Magnus en la cual hemos caído.

- Esto solo podría ser obra de ese maldito. - Suelta mi padre colérico.

- ¡Erick! - Reprende mamá. - Cuida tus palabras, Mia esta presente.

- Uso palabras peores que esa, madre.

La pequeña Malhore se gana la atención de todos a causa de su revelación y por primera vez en el día me permito sonreír.

- Se me han salido un par afuera. - Continúa. - Mily todo a sido un caos, estábamos en la perfumería y un par de guardias han llegado por nosotros para arrastrarnos hacía acá, incluso me vendaron los ojos para que no pudiera ver que sucedía; por cierto ¿dónde esta Magnito?

- Esta afuera luchando contra los rebeldes y el ejercito Mishniano. - Respondo con angustia.

- ¿Ejército? - Pregunta mi padre confundido. - Conozco los uniformes de Mishnock y nadie allá afuera portaba uno de esos.

- Gregorie dijo que Stefan ayudaba a los rebeldes ¿acaso mintió?

No concibo la idea de una traición por parte del rey Fulhenor hacia su primo. Es inaudito, Magnus no soportaría algo como eso.

- No sé si están ayudando o no, pero puedo asegurar que ningún soldado Mishniano está en batalla.

- Son la carne de cañón. - Musito más para mí que para el resto. - Gregorie pronóstico que Stefan usaría a los rebeldes para los primeros golpes.

- He de admitir que es una excelente estrategia, solo espero que Magnus sepa sortearla.

- Sabrá, padre. Él esta luchando por su pueblo, es un hombre inteligente y sé que podrá enfrentarlo.

Tiemblo solo de pensar en la idea de que Magnus no regrese. Hemos cometido tantos errores en nuestra relación y apenas estamos aprendiendo a sobrellevarlos.
Necesito más tiempo a su lado, vivir muchos más años, crecer y entender por completo su personalidad, por lo que me resigno a perderlo en esta absurda guerra de poder.

- No espero menos de él. - Espeta papá con una sonrisa frágil que busca reconfortarme.

- Yo lo necesito, padre. - Revelo con aflicción.

Las cadenas del Rey. [Rey 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora