Capítulo 43.

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La aguja de la catedral acaricia el ocaso del sol de esta tarde Lacrontte. Tarde en la que comenzará mi nueva vida al lado de la persona con la que jamás imagine pasar el resto de mis días.

Todos ya se encuentran en el lugar esperando mi llegada, mientras los nervios me consumen al lado de mi padre, quien me acompaña rumbo a la iglesia.

A medida que el viaje avanza, observo a través de la ventana a un millar de personas que han salido a las calles ondeando la bandera Lacrontte por la importancia que supone este día.

Las familias y pobladores en general sonríen al paso del automóvil que anuncia mi llegada a la catedral, y ver el rostro resplandeciente de todos ellos hace que mis nervios aumente considerablemente.

- Todo va a salir bien. - Dice mi padre tomando mi mano al ver como estas tiemblan. - Pero si quieres huir, aún tenemos tiempo.

- No creo que pueda escapar. - Digo con sinceridad al ser consciente de que en el fondo quiero unir mi vida a él.

Magnus me ha dado todo lo que tengo en estos momentos. Me dio valor, libertad, comprensión, apoyo y ahora pondrá su mundo a mis pies.

- Aún no concibo la idea de que ahora serás una mujer casada.

- Y mañana reina de Lacrontte. - Le recuerdo con una sonrisa de incredulidad.

El auto se detiene luego de un par de minutos de camino y la figura de mi madre y la pequeña Mia junto a Francis es lo primero que me recibe.

Mi padre enlaza su brazo con el mío, mientras Mia corre a tomar el velo de mi vestido, conformado por una hilera de diamantes unidos a la tela. La alegría de mi hermana es tanta que nunca había presenciado en ella algo igual.

Por su parte, mi madre me rodea en un abrazo al tiempo que sus lágrimas comienzan a correr por sus mejillas.

- Solo quiero que logres ser feliz, pequeña. - Susurra a mi odio.

Por este recibimiento logro comprender que Liz no ha venido a la ceremonia y de verdad me duele ver que me ha dejado sola en mi día.
Sin intención de ser injusta, considero que mi hermana mayor está siendo algo egoísta, pues esta mezclando los asuntos de la monarquía con mi felicidad y a decir verdad, jamás pensé que ella me daría la espalda de esta forma.

Mis 3 familiares y yo, avanzamos hacia el interior de la catedral elegantemente decorada por Angelique y debo atribuirle este mérito aunque me cueste.

Las bancas de la iglesia se encuentran decoradas con ramos de flores de cerezo y velas blancas con dorado que aportan un pequeño toque de color al caoba con el que están pintadas.

Camino nerviosa hasta el altar donde la figura dominante de Magnus me espera con una sonrisa.
Mi corazón galopa rápido en mi pecho, mientras las lágrimas buscan apoderarse de mi rostro.

Escucho a los músicos tocar una melodía fuerte pero liviana al mismo tiempo. El violín suena junto al violonchelo y mi ansiosa respiración se mezcla con la armonía que aquellos hombres crean.

Magnus frota sus manos a los costados de su cuerpo, está nervioso y yo también. Su primo Gregorie se encuentra a su lado y aprieta su hombro en señal de apoyo al ver que este no es capaz de sostenerme la mirada por periodos largos de tiempo.

Aferro mis manos al ramo, mientras las personas me observan andar con una sonrisa en sus labios.

Todos los que amo están aquí. Mi familia, amigos y personas leales que han llegado a mi vida. Incluyendo a aquellas que pensé nunca me soltarían pero que me arrojaron al barro cuando tuvieron la oportunidad.

Las cadenas del Rey. [Rey 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora