Capitolo sei - VI

3.8K 302 22
                                    

Estaba totalmente perdida, sola y sin salida... en un bosque oscuro y tenebroso. Me convertí en un pequeño cordero... en la presa. Sólo esperaba el momento en que el depredador llegara y me comiera. No mantenía ni el instinto de escapar, me había rendido a la idea de ser devorada; para mí no había otro destino que ese.

Iba a rendirme, iba a besarla, estaba total y absolutamente dispuesta a perder la batalla, pero no pudo ser.

Antes de caer al suelo, alzar mi bandera blanca y por fin besarla, tocaron la puerta. Michelle se separó de mí, como si se hubiese acercado demasiado al fuego y este la hubiese quemado. Se notaba asustada, incrédula, arrepentida de lo que estaba pasando.

—Mi scusi insegnante—dije avergonzada de la situación, de mis deseos, de todo.

Mi respiración era muy profunda y rápida. Agaché la cabeza y cerré los ojos para tratar de controlar el torbellino de sentimientos que tenía encima.

Michelle no hacía ruido alguno y eso me hizo levantar la cara para mirarla. Estaba pensativa viendo hacía la puerta y el timbre seguía sonando.

—Quédate aquí y no salgas—me ordenó y salió del lugar.

Me levanté de mi asiento y caminé en círculos; me sentía una tonta. Nunca había estado tan húmeda y tan avergonzada por ello.

¿Por qué me tiene que pasar esto?

Escuché voces que provenían del pasillo. Michelle estaba recibiendo a alguien que por lo que alcancé a escuchar y lo poco que entendía;ya que estaban hablando italiano con fluides, era alguien muy querido para ella, que recién regresaba de un viaje y le quería dar la sorpresa llegando a su casa sin avisar. La voz de la persona con la que hablaba parecía ser de un hombre. ¿Quizá su novio? ¿Un amigo?

Quería esperar a que ella me lo presentara, pero por la condición en la que me encontraba agradecí que no lo hiciera. Los escuché subir por las escaleras y yo tomé aquello como la oportunidad para irme lo más pronto posible de ahí. Escapar de ella, dejar el sentimiento atrás.

[...]

Llegué a la casa y sin saludar a nadie, corrí a mi habitación. Me quité la ropa a medias porque no quise mirar mis bragas y no por asco ni nada de eso, sino por no recordar lo que había pasado; las sensaciones, por no querer revivirlo. Así que me mentí a bañar en bragas.

En cuanto salí de la ducha, me cambié y bajé por algo de comida.

—Mi niña, no me saludaste—Me habló Rossy, con una cara de tristeza al verme entrar a la cocina.

—Perdón nana. Tenía prisa por entrar al baño, ya sabes emergencia—le hice un guiño.

—Ahhh, por eso hasta te bañaste—dijo en un tono de que había entendido la indirecta.

—Sí nana, por eso—le sonreí.

—Pues ahora más que nunca necesitas reponer energías, siéntate, te sirvo mi niña.

—¿Mi mamá, está arriba? O ¿salió?

—Salió. ¿Por qué?, ¿la necesitabas?

Rossy me miró intentando averiguar el motivo de mi pregunta.

—Eh... no, no nada de eso, curiosidad. Ha estado saliendo mucho últimamente ¿no? —desvíe la mirada.

—No sé. Ni tú ni yo somos quienes para meternos en lo que hagan tus padres. Ellos son adultos y sus asuntos tendrán, come anda—Me regaño.

En cuanto terminé de comer, subí a mi habitación, me encerré con llave, me tiré a la cama, tomé el celular y me puse a mirar los mensajes. Para mi sorpresa el mensaje misterioso que contesté en el día había sido respondido mientras no estuve.

¿No me extrañaste?
Pero ¡Quién Carajos era esta persona! No contestó mi pregunta y a parte, de todo volvía hacerme otra mucho más personal que la anterior.
No quería entrar en ese juego de adivinanzas, pero aún así contesté el mensaje.

Ni siquiera sé quién eres.

No imaginé lo rápido que llegaría el siguiente mensaje.

Claro que lo sabes.

Iba a contestar con alguna grosería, pero me contuve. No quería pelearme con un baboso que seguro estaba jugándome alguna broma. Alguien de la escuela que no tenía nada mejor que hacer que molestar chicas y jugar Call of duty todo el día.

Dejé el celular en la mesita de noche, me levanté de la cama y con sigilo bajé las escaleras en dirección al despacho de mi padre. Él siempre guardaba ahí una reserva de vino; yo sólo iba a robarle dos copas para desestresarme y poder dormir en paz. Subí a mi cuarto con la botella en mano y una copa.

Para cuando me di cuenta ya era tarde, había pasado de una copa y "Blue Moon–Bellie Holiday" a la botella completa y "Total Eclipse of the heart–Bonnie Tyler." Pero todo empeoró cuando comenzó a sonar "8" de Billie Eilish. Me acordé de todas las veces en las que lloraba y bebía hasta el amanecer, sin importarme nada, ni nadie más que mi desgracia, más que el dolor de haber perdido a la persona que yo más amaba... porqué ella no me amaba, porqué ella no me amaría nunca.

Me encontraba en el baño llorando como una niña, pequeña y tratando de no vomitar. Hasta que poco a poco las náuseas se fueron y unas inmensas ganas de reír me invadieron; por tonta, por ilusa, por dejarme llevar siempre, por empezar con una copa y terminarme la botella.
Subí a la cama y aumente el volumen a la música quería aprovechar al máximo este subidón de energía. Canté a todo pulmón "Girls Just Want to Have Fun–Cyndi Lauper", brinqué como niña pequeña hasta que un fuerte golpe acabó con la diversión. Bajé el volumen y pregunté quién era.

—Stephanie, tengo una jaqueca horrible, apaga tu ruido y déjame descansar.

Esa voz era de mi madre. A penas la escuche rodé los ojos; si pensaba que me iba a arruinar la fiesta, se equivocaba. Me puse los audífonos y continué bailando.

Cuando me siento así... con rabia, con enojo por ser como soy. Me pongo la ropa más sexy que tengo y hago poses, me tomo fotos, e imagino que en algún universo alterno soy la persona más deseada del mundo; digo... siempre es preferible llorar y que te retoquen el maquillaje, a llorar y verte demacrada.
Solté una carcajada porque en realidad yo no creía en esa filosofía egocéntrica, pero me daba mucha gracia tener esos pensamientos "positivos".

Me quedé un momento mirando a la nada, pensando en como era mi vida antes; ¿insignificante? ¿desvalorizada? No ha cambiado mucho en como es ahora, con la diferencia claro... de que quizá mis padres tienen amantes, vidas secretas y yo nuevamente estaba cayendo en las redes de una devoradora.

Siendo sincera el juego de Chastain era exactamente igual al de Elise con la pequeña excepción de que yo era la hija del hombre con quien ella tiene, o le gustaría tener algo. Debía estar muy loca como para enredarme a mí en su plan, si es que había un plan, y yo estaba todavía más loca por pensar toda esa todas esas tonterías.

Me levanté de la cama y fui a lavarme los dientes. El efecto del alcohol ya había pasado, al igual que el tiempo. Según las manecillas del reloj eran las 3:00am.

Volví a la cama quería intentar descansar pero en mi mente sólo habitaba el recuerdo del casi... beso con Michelle.
En ese momento, yo sí quería jugar con ella o ella conmigo, no importaba, sólo la sensación del momento.

Maldije internamente el haber sido reprimida, justo ahora me arrepiento de no habernos besado.

Intenté recordar una sola vez en la que no hubiera sido interrumpida antes de lograr algo, o estando en una situación tan íntima cómo la que tenía con Chastain.
No pude evitar reírme al pensar en eso... en mi mala suerte.
La única vez en que el destino no me ha escupido en la cara, fue aquél día... con ella, con Elise.

🍎

𝑴𝒊 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝒕𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora