I hate that I don't hate you.

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—Por aquí no está el baño—Le hablé.

—Claro que sí—Susurró.
No me miró y seguimos subiendo por las escaleras.

—¡Basta! No quiero ir a ningún lado contigo—Me detuve y forcejee con ella.

—¡Deja de pelear!—Espetó.

Se veía realmente molesta y no quise enfrentarla a mitad de la escalera o podría suceder un accidente. Llegamos hasta la planta alta y aproveché su distracción.

—Elise, no—Me solté de su agarre—Ya nos despedimos y estar aquí es peligroso.

No dijo nada, me jaló con fuerza del brazo y me hizo entrar en una habitación.

—¿Qué demonios te pasa?—Reclamé. Observé el lugar en el que nos encontrábamos y Elise no se había equivocado, en efecto sí era un baño.

—¿Qué demonios te pasa a ti?—Me empujó contra la puerta.

—De qué hablas—Fruncí el ceño. Me miró seria y sus ojos se desviaban hacía mi boca.

—No te traje aquí para tocarte, si es lo que estás pensando. De todos modos, no lo mereces—Se alejó— ¿Entonces, qué quieres?—Tragué en seco; jamás me había tratado así.

—Sabes que odio las mentiras. Te había preguntado si estás enamorada de esa… Michelle y me mentiste.

—No sé de que estás hablando—Me mostré renuente.

—Vi cómo la mirabas, vi cómo ella te trata... Lo vi. Estuviste con ella ¿verdad?—No sabía qué decirle o qué pensar. ¿Cómo se supone que me trata, Michelle?, ¿qué se supone que vio?

—No—Me tensé.

—¡Lo hiciste!—Abrió los ojos con asombro y se acercó, furica.

—No, ya te dije que no. ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?—Le sostuve la mirada.

—Hasta que te lo creas—Se alejó nuevamente y caminó hacia el lavamanos.

No podía descifrar lo que estaba pasando por su mente y eso me preocupaba.

—¿Qué viste?—Me acerqué.

—¿También estuviste con el chico ese, su sobrino?—Me dio la espalda.

—¿Cómo sabes que es su sobrino?—Miré su perfil, el cual se reflejaba en el espejo.

—¿Te juntas con Dashiel para hacerme sentir mal?—Volteó hacía el espejo y se encontró con mis ojos.

Su rostro serio, me asustaba.

—A veces, para incomodar—Me sinceré—A mi padre tampoco le agrada que me acerque a él y me gusta verlo tenso, más no es para lastimarte a ti.

—¿Te enamoró mientras te daba clases privadas?—Espetó.

A pesar de que no dijo un nombre, yo sabía exactamente a quién se refería… Michelle.

—¿Por qué dices eso?

—Sabes perfectamente lo que provocas en las personas—Se dio la vuelta hacia mí, haciéndome retroceder. La observé a detalle y me di cuenta de que su cabello estaba más corto, sus ojos resaltaban con el sutil delineado en ellos y el conjunto de ropa que le llegaba por debajo de sus rodillas, rojo con franjas azul rey, combinaba con sus tacones; lucía diferente.

—¿Te cortaste el cabello?—Le sonreí, pero ella me miró como si hubiera dicho lo peor del mundo.—¿Dije algo malo? —Respiró hondo y guardó silencio. Se dirigió a la puerta. —Espera, ¿qué dije?—Tomé su brazo y la detuve. Volteó a mirarme con molestia y se soltó de mi agarre.

𝑴𝒊 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝒕𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora