l'abito

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POV' Michelle.

FLASHBACK.

¡Ese vestido tuvo la culpa!
Tan ceñido a tus curvas, haciéndome olvidar que eres a penas una joven. Que no tienes ni la menor idea de lo que provocas, con esa cara de ingenua y cuerpo de diosa.

Si pudieras verte con mis ojos.
Si pudieras leer mi mente.
Si te dieras cuenta de mis celos cuando alguien se te acerca y recorre tu cuerpo con la mirada. No estarías aquí, sino en mi cama.
Pero no puedes, no entiendes y nunca te darás cuenta de lo mucho que me gustas, Stephanie Fave.

[...]

Esa noche no pude acercarme como hubiera querido a ella y si Ricardo no hubiera estado conmigo en el momento en el que ella se acercó... la historia hubiera sido diferente, pero el hubiera no existe.

Quise sacar de mi mente todo pensamiento inmoral con ella, sin embargo el alcohol lo complicaba todo. Verla feliz con ese principito de cartón… me estaba llenando de odio. ¿Cómo podía gustarle alguien como él?, ¿cómo podía él enfrentarme a mí?

No hacia falta conocerlo para saber que es un hijo de papi... que jamás en su vida ha conocido lo que es la pasión o el amor. Jamás se había topado con alguien como tú; es solo un chiquillo, ¡por dios santo! Se aburrirá una vez que te tenga. Eso es lo que sucede cuando un niño consigue el juguete caro que tanto quería.

¡Él no valía la pena!
¿Cómo no te dabas cuenta, Stephanie?

[...]

En cuanto ese niñito se marchó y ambas quedamos solas... sentí mi cuerpo arder. Ese vestido, ella... estaba matándome.

Nunca me había arrepentido tanto de pedir whisky en mi vida… pues me hizo demostrar la rabia y los celos que tenía. A penas ella se marchó, Ricardo apareció y toda mi rabia se convirtió en deseo, deseo de ella, el cual descargué con un beso intenso en él.

—No podemos hacer esto aquí, Stephanie podría vernos—espetó Ricardo.

—Ella está muy feliz con el chico que nos presentó—Quise volver a besarlo, pero él me apartó.

—¡No!, no puede estar con él—soltó molesto.

—¿Por qué?—Quise saber.

—Eso no importa. Necesito que la distraigas y la lleves a tu casa. Yo tengo que irme.

—¡No estoy entendiendo nada, Ricardo!—Fruncí el ceño—¿Pasó algo?, ¿conoces a ese chico?, ¿por qué tanto misterio?

—Su madre... Rachel, se suicidó—
Me quedé perpleja, guardé silencio.

—Cuídala, por favor. Mañana mando ropa y cuando este todo listo, te avisó para que la lleves a casa, ¿sí, amor?—Asentí y él depositó un tierno beso en mis labios, para luego se marcharse.

Los efectos de el alcohol se sentían cada vez menos y aún así no me sentía preparada para manejar y menos como para cuidar a Stephanie. Necesitaba tomar agua y descansar un rato; me demoré más de lo que imaginé en ello, pero tenía que estar completamente lucida. En cuanto lo hice me preparé para ir a buscarla... no fue difícil adivinar que estaba con el mocoso ése, lo que no imaginaba es que se encontrarían ambos, sumamente tomados. Agradecí el que la fiesta haya sido en la capital y no en Venecia, puesto que ahí no se puede andar en auto, en cambio en Italia sí.

Llevárme a Stephanie a casa no sería sencillo, no en ese estado. Sin embargo, no fue difícil convencerla de irnos. Ella aún me respetaba.

𝑴𝒊 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝒕𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora