Why Did You Do That?

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¡Tenía que ser un sueño!

¿En qué momento un club tan sofisticado y ameno se convirtió en un antro de la perdición, con mujeres semidesnudas, bailando, con Ann e Ingrid depositando dinero entre sus bragas. Ahora entendía a lo que se refería Chris cuando dijo que me traumaría.

Cerré con cuidado la puerta a mi espalda y una pelinegra de ojos miel se acercó a mí.

—¡Bienvenida!—Sonrió—¿Algo de tomar?—Ofreció una carta y la tomé por educación, pero en realidad no quería tomar nada.

—Estaba preocupada, creí que habías tenido problemas abajo—Habló Lee a mi costado.

—Ay, hola—dije, sorprendida.

Lee, le hizo una seña a la señorita para que se marchara.

—Te ves muy pálida—Lee se acercó a mi rostro y tocó mis mejillas con ambas manos—Vamos a mi oficina—Tomó de mi brazo y yo simplemente me dejé guiar.

Al llegar, me ayudó a sentarme en el sofá y ella se regresó a cerrar la puerta. Caminó hacia su escritorio y me ofreció un vaso de agua.

—Lamento tanto alboroto—Soltó apenada—Yo no estaba tan deacuerdo en que vieras esto—Evitó mirarme.

—¿Es tuyo?—Quise saber.

—Sí—Alzó su vista.

—¿Es una casa de citas?—Tomé un trago de agua.

—¡No!—Se rió nerviosa—Es un club.

—¿Con mujeres desnudas?—Alcé ambas cejas.

—Solamente bailan—Alzó las manos, como diciendo que era inocente—¿Te parece vulgar?—Me miró seria.

—No, pero jamás había estado en un lugar como este—dije con pena.

—Tienes 19, ¿no?—Asentí ante su pregunta—Aquí sólo vienen personas mayores de 25…— Sonrió—A menos de que seas bailarina dudo que conocieras este tipo de lugares.

—¿Es solo para hombres?—Cuestioné.

—El lugar está divido en 5 pisos—Me explicó—El primero es el bar, el segundo es este club y hay tres más, pero no creo que estés lista para eso.

—¿Por qué no?—Fruncí el ceño.

—Si te ha sorprendido ver a un par de mujeres bailando y a otras disfrutando de ello, lo demás sería demasiado para tu pequeña mente.

¿A qué se refería con lo demás? ¿Qué era lo que realmente hacía Lee?

—¿Hay una sección exclusiva para hombres?—Pregunté.

—Sí—Se levantó de su asiento y pude observarla con mayor claridad; vestido rojo granate, entallado a su cuerpo, su cabello rubio ondulado y perfectamente alineado, zapatillas negras de suela roja.

—No imaginaba que una mujer como tú, trabajaría en un lugar como este—solté.

—¿Una mujer como yo? ¿Vieja y anticuada?—Volteó a mirarme.

—Amiradora del arte, refinada y educada—Corregí.

—¿Qué habías idealizado, entonces? ¿Qué soy una gran ejecutiva? Porque sí lo soy. ¿Qué soy una abogada prestigiosa? Porque algo sé sobre leyes. ¿Qué soy una directora de un colegio famoso? Porque que mi familia es dueña de una de las mejores universidades del país. Por lo menos yo no me dedico a una sola cosa, en realidad este lugar es un pasatiempo para mí y para Ann. Compramos el club con nuestro propio dinero y lo que sale de el, va para diferentes fundaciones. Quizá nos aprovechamos de los deseos más oscuros de las personas, pero no lavamos dinero, ni vendemos drogas u obligamos a nadie a trabar aquí. Las chicas que bailan, lo hacen por gusto, porque se divierten—Sonrió—Ellas son libres de marcharse cuando lo deseen.

𝑴𝒊 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝒕𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora