Capitolo nove - IX

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—Seguro mañana encontraras que ponerte, no hay por que hacer un drama de esto, pequeña ansiosa.

Eso último me hizo reír.
Melissa siempre quería que yo estuviera calmada y eso en cierta forma me hacía sentir querida.
Ella entendía que con mi ansiedad, lo mejor es no darle cuerda y sé que sabía bien que lo difícil no era elegir la ropa, que sólo era una excusa barata para tapar el verdadero problema; no quería ir. No soy buena para sonreír falsamente por tres horas. Y lo más importante; dudo que me dejasen tomar por lo menos una copa.

¿Cómo podría sobrevivir sin una gota de alcohol en mi sistema?
Dudo que en esas reuniones se sirva alcohol por etiqueta.

[…]

Un vestido, Stephanie. Formal y acorde a tu edad

Esas fueron las palabras de mi padre antes de soltarme la tarjeta de crédito. Claro que se me ocurrió estafarle, pero ya no me sentía con la edad, ni el animo para meterme en problemas.

Fui directo a la primera boutique que encontré; una cualidad más de Italia, hay ropa formal y acorde a mi edad, casi en cualquier lado.

En el lugar me atendió una mujer un tanto joven, de cabello negro corto y ojos inusualmente grandes, estos eran del mismo color de su cabello; me cautivó. Fue muy amable desde el momento en que entré y me mostró tantos modelos. Después claro, de haberme preguntado cuál era la ocasión para la que necesitaba la prenda.
Luego de varios fracasos, cuando por fin me decidía a irme para otro lugar... me animé a preguntarle si sus ojos eran reales o usaba alguna clase de pupilente japonés, pues parecía un personaje de anime.

—Sí, entiendo lo que es el anime, pero para mi desgracia son naturales… mis ojos—contestó con una sonrisa de lado.

—¿Para tu desgracia?—cuestioné.

—Sí, la gente siempre me mira y no se enfoca en lo que importa; encontrar la vestimenta adecuada. La principal razón de haber entrado a esta tienda—Me miró acusadora y yo me avergoncé pues tenía toda la razón; me distraigo con facilidad y olvido lo importante. —Voy a traerte un modelo que recién nos llegó. Si te digo la verdad, es bastante caro, pero a mi parecer vale mucho la pena—dijo para luego marcharse, no sin antes regalarme una sonrisa amable.

Pasaron unos minutos y al verla regresar, casi grito de la emoción. ¡Era el vestido perfecto!, entallado, de malla, en capas rojo y negro.

—¡Espectacular!—No tenía el cuerpo perfecto, pero con no desayunar y tomar sólo agua, el vestido luciría bien; tal cuál lo hacen las actrices y modelos.

Me lo probé, lo visualicé con un abrigo y mis zapatillas de color negro; me enamoro.
Salí muy contenta con el outfit prácticamente listo. Era verdad que el vestido valía mucho la pena y los 500euros parecen más una inversión, que un gasto.

[...]

Llegué a casa, dejé las compras y salí corriendo a mis clases con Michelle. Había olvidado que tenía el examen decisivo, y para mi sorpresa, oral.

Aparentemente no debía ser tan difícil, no para mí, pero por alguna extraña razón Michelle se notaba nerviosa, me dio la impresión de que intentó intimidarme para que yo me equivocara; fue extraño.
Tampoco es que me hubiera preparado, pero todo eso ya lo habíamos visto y no fue complicado recordarlo. A mí me pareció que lo hice bien, pero mi profesora quizá no pensaba lo mismo; se veía molesta.

—C'è un problema con le mie risposte, insegnante?—Quise saber.

—No—respondió seria.
Se acercó a su escritorio y me hizo señas para que yo hiciera lo mismo.

𝑴𝒊 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝒕𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora