Capitolo Ventisei - Capítulo XXVI

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A duras penas y me dio tiempo de llegar a casa, Dimitri tardó bastante en ir al hospital y por ello tuve que retrasarme.
Me bañé y me arreglé con prisa, sinceramente no quería asistir a esa fiesta, que aunque Lee aseguró que sería algo tranquila, yo dudaba.

—Buenas noches, señora Milburn—Saludó el guardia.

—Noche de miércoles, ¿eh?—Alcé ambas cejas.

—¿Puede creer que se llena más que los fines de semana?—Me invitó a pasar.

—Lo creo—Le sonreí y entré al bar.

Cómo siempre, la primera planta se veía tan tranquila; quién diría que la mayoría de gente allá afuera espera por el segundo o cuarto piso.

—¡Gaëlle!—Salté de emoción en cuanto la vi.

—Madam—Me saludó con una sonrisa tierna.

—No puedo creer que estés aquí. ¿Hace cuánto que no nos vemos?—Me acerqué y deposité un beso en su mejilla.

—Desde que te casaste, más o menos ¿tres o cuatros años?—Hizo una mueca.

—¿Sigues molesta?—Agaché la cabeza.

—No creo que a nadie le agrade ser reemplazada por la jefa—Mofó.

—¿Me perdonaras algún día?—Pregunté cabizbaja.

—Siempre que me sigas dando besos cuando estás ebria—Se rió.

Sabía que bromeaba, pero aun así me dejó pensativa.
—Tu esposa puede participar—a
Añadió con cinismo.

—Primero tendrás que emborracharla—Mofé.

—Trato hecho—Sonrío.

—Perfecto—Le devolví la sonrisa—¿Oye, sabes algo de la fiesta?

—Piso tres—Me hizo un guiño.

¡Qué! ¿Cómo así que el tercer piso?—No le contesté nada, me acerqué a la barra y me detuve ahí unos segundos—Eso explicaba porque Lee no contestaba mis mensajes, ahí no se permite usar celulares.

—¿Algo de tomar?—Me ofreció Gaëlle.

—Agua—Respondí con indiferencia—¿Por qué Lee usó el tercer piso? Esa habitación no es para fiestas “tranquilas"—Gaëlle me acercó el vaso y me perdí en el fondo de este.

—No tardo en terminar y subo. Tu mujer me invitó—Llamó mi atención—Si quieres nos vamos juntas—Propuso.

—Te espero—Le di una sonrisa a medias.

Cada trago que le daba a mi vaso me hacía sentir un poco mejor. Sabía las reglas del piso tres, porque ya había estado ahí con Lee. No me molestaban los juegos de placer y mucho menos las temáticas tan originales que siempre tenían, pero me ponía muy inquieta la idea de que Elise estuviera ahí. De igual manera no me sorprendía, esa habitación es muy su estilo… Juegos, placer, amnesia.

—¿Nos vamos?—Preguntó Gaëlle después de un rato.

—Vamos—Tomé lo que restaba de mi vaso y ambas nos dirigimos al piso tres.

—Se me hizo muy raro que no llegaras con tu esposa—Me habló antes de entrar al elevador.

—Tuve cosas que hacer—respondí.

—Espero que no sea por un amante, ¿no?—Me miró fijamente.

—Ja, pero ¿qué dices? No, por supuesto que no.

—Uhmm, entonces, ¿por qué tan nerviosa? No es como si nunca hubieras estado ahí—Sonrío.

Me sonrojé recordando la primera ves que estuvimos juntas en el tercer piso.

𝑴𝒊 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝒕𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora