𝑴𝒊 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝒕𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐

Milburn. ♤◇♡

La puerta del baño se abrió y volteé con miedo, rogando porque no fuera la mujer con la que choqué.

—¿Estás bien?—Me habló Ingrid.

—No—respondí.

—Chris me dijo que te vio chocar con–

—John y Frank, ¿siguen allá afuera?—La interrumpí.

—Sí. Chris está vigilándolos.

—Okay, salgamos de aquí.

—¿Segura que estás bien?—Buscó mi mirada.

—Sí, por un momento creí que los había perdido.

—No hablo de eso, sino de tu caída.

—Sí, no fue nada, vámonos—Evadí el tema.

Salí primero que ella del baño y localicé con la mirada a mis escurridizos amigos. Tomé una copa de Champagne y me acerqué a ellos.

—Hola—Escuché detrás de mí.

—¿Otra vez?—Me giré para ver a la mujer que se la ha pasado persiguiéndome toda la noche.

—Sí, otra vez yo—Sonrió apenada—Quería disculparme contigo por lo de hace un rato.

Tragué en seco en cuanto me di cuenta de que no era quién yo creía. Le sonreí y tomé un trago largo de mi copa y me giré para no perder de vista a John y Frank.

—¿No son demasiado mayores para ti?—dijo, atrayendo así mi atención.

—¿Perdón?

—Frank y John es obvio que tienes gran interés, no dejas de verlos. Me parece que son muy mayores para ti, pero si quieres te los presento.

—¿Son amigos suyos?—Quise saber.

—Socios—Corrigió.

—La verdad es que si me interesan. No los conozco pero hay algo en ellos que me atrae—Mentí.

—Entonces vamos para que los conozcas—Me tomó de la mano y me acercó a ellos.

—Ciao, signori—Los saludó.

—Ciao, Lee—respondieron en unísono.

¿Lee? ¿Ese no era el nombre de la jefa de Ingrid? ¡Carajo! Tuve que tragarme la tos y disimular, después de escuchar como la llamaron.

—Vi voglio presentare un'amica—Los tres voltearon a verme.

No entendía porqué me había presentado como su amiga, a penas y la conocía.

—Deborah, molto piacere—Me presenté y sonreí coqueta.

—Il piacere è nostro—Me observaron de arriba, abajo.

—Deborah è molto interessata all'arte. Forse potete incantarla con la vostra conoscenza—Añadió Lee.

¿Yo... Interesada por el arte?
No sé de dónde sacó esa escusa, pero aunque no me disgustaba, tampoco quería ser impresionada por esos dos, como ella les sugirió hacerlo. John y Frank comenzaron hablar sobre pinturas muy famosas, y Lee me dejó a solas con ellos. A pesar de que yo estaba interesada en hablar con ella, este definitivamente no era el momento.
A medida que avanzaba la conversación me fui interesando por el tema. Ambos sabían mucho sobre el arte, mencionaron a Ronald Lauder, poseedor del Adele Bloch-Bauer, pintada por Gustav Klimt. Frank no se cansó de alardear por ser poseedor de uno de los primeros cuadros de Monet. Reí y bebí junto a ellos, hasta que llegó el momento en que mis queridos amigos tuvieron que ir al baño. Mi único trabajo era mantenerlos a ambos distraídos, mientras la DIA (Dirección de investigación anti-mafia) hacía lo suyo. Para este momento Chris ya tendría que haber conseguido las pruebas e Ingrid se aseguraría de que nadie, en especial su jefa corriera peligro.