Paura.

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POV'S MICHELLE.

Posterior a la muerte de Rachel... Me dediqué a acompañar tanto a Ricardo como a Stephanie. Intenté ayudar en lo que fuera posible, Stephanie se mostró renuente a mi ayuda, él por el contrario no se alejaba de mí ni un segundo.

Durante el funeral conocí de vista a aquella mujer...
La que debilita y al mismo tiempo le da fuerzas a Stephanie; distinguida, de postura rígida y físicamente bien conservada. Fue difícil leerla, sus ojos no dejan ver su interior y me parecía que ocultaba algo. Hablar sobre vibras sería irracional, teniendo en cuenta que mis estudios en psicología se basan en lenguaje corporal y un pasado. No sabía nada de ella como para empezar a sacar conclusiones, pero algo no pintaba bien en ella.

¿Cuál era la historia de esta mujer? ¿Cuál era su jugada con Stephanie?

[..]

Una semana después del funeral...

—¿Qué tienes, Michelle? —La cara de preocupación con la que Dimitri cuestionó aquello, me hizo pensar en que quizá me veía más afectada de lo que yo suponía.

Llevaba una semana escribiéndole mensajes de ánimo a Stephanie y ella no había querido contestarlos, incluso temía que ella no hubiera siguiera abierto alguno. Quizá recordaba lo que sucedió en mi casa, quizá estaba sufriendo mucho por la perdida de su mamá, no lo sabía.

—Nada, no te preocupes por mí—Le sonreí.

—Sabes que te aprecio. Eres como una madre para mí—Sobó mi hombro.

Estaba consciente de lo mucho que me quería, pues él me importaba de igual manera, después de la muerte de Lois, su madre, me convertí en su tutora, cuidé de él como si fuera mi sobrino, porque su madre para mí era más que una amiga, era mi hermana.

—Y tú eres el terrible error de una noche de copas—Mofé.

Entre Dimitri y yo, siempre ha existido esa confianza. Él me molesta por mi carácter y yo soy una bruja despiadada.

—¿Vendrá tú amorcito hoy?—Soltó. Asentí, resignada.

—No debe tardar en llegar.

—Entonces, te dejo, voy a ir a tomar aire—Me abrazó antes de marcharse.

Ricardo no tardó tanto en llegar a mi casa; algunas noches dormía conmigo y otras en su oficina.
Hoy había decidido venir y yo no podía negarme. La rutina entre ambos no era complicada; al llegar, me habla del trabajo, cenamos y él se va antes a la cama, para cuándo yo llego, él ya se encuentra dormido. Lo único malo era su aspecto físico que estaba decayendo, creí que la muerte de Rachel lo había afectado más de lo que demostraba; al igual que a mí, pero ninguno decía nada.

—¿Cómo te fue hoy en el trabajo?—Pregunté durante la cena.

—Bien—Sonrió.

—¿Y tu hija?—Quise saber.

Me preocupaba que Stephanie se encontrará sola en casa. Por suerte tenía a su nana, pero yo sabía que necesitaba de su padre.

—Bien—Limpió sus labios con la servilleta—Se me quitó el hambre—dijo y se levantó de la mesa.

Era obvio que estaba molesto, lo que no entendía era el porqué.

Seguí a Ricardo hasta la habitación y cuando me vio entrar, me abrazó.

—Estoy asustado—Susurró.
Me quedé en silencio. —No sé si, Stephanie y yo podamos salir de esto. No sé como ayudar a mi hija. No sé... —Me sujetó con fuerza—No voy a poder hacerlo solo.

𝑴𝒊 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝒕𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora