Al llegar a la dirección, no entendía nada.
—¿Sei sicuro di volerti lasciare qui, signorina?—preguntó el chofer.
Dudé en contestarle, pues yo tampoco estaba segura de querer quedarme aquí. Las calles se veían solitarias y lúgubres, no me daba nada de confianza.
—¿ C'è un ristorante qui intorno?—Quise saber.
—Non che io sappia, ma c'è un caffè—respondió el chófer.
¿Un café? Qué cosas tan extrañas se le ocurrían a Dash.
—Farò un piccolo giro, non mi sono allontanato troppo. Ti invierò un messaggio se ne avrò bisogno—Le ordené.
Quería darle una oportunidad al supuesto café. Así que me bajé y caminé unas cuadras en busca del lugar. De todos modos si algo pasaba el chófer recibiría mi mensaje y no tardaría en pasar por mí.
Caminé un par de cuadras hasta que vi el letrero con luces amarillas 'Caffè Cuore Giallo', a esta distancia no podía detallarlo bien, pero tampoco se veía tan mal. Iba acercarme cuando un trueno me hizo saltar y temblar de miedo; tormenta en pleno verano, ¿en serio?
Caminé con prisa y me detuve bajo el techo de aquél lugar, antes de que la lluvia me sorprendiera. No entendía porqué pero me sentía sumamente nerviosa y una parte de mí creía que algo andaba mal; mi buena amiga ansiedad se hacia presente.Me distraje mirando por las puertas de cristal. Se reflejaba el mostrador, un poco de la planta alta y algunas cosas de la planta baja; luz tenue, pizarras en las paredes con mensajes de amor.
Me adentré al lugar y me di cuenta de que tampoco había mucha gente, más las pocas que se encontraban parecían disfrutar mucho del lugar.—¿Posso offrirti un tavolo, signorina?—preguntó con amabilidad un joven de ojos grisáceos; como los de mi madre. Me le quedé mirando sin saber que decir; el parecido de sus ojos, me ponía nostálgica. —¿Va tutto bene?—sonrió.
—Mi scusi—Me sonrojé.
—¿Nessun problema Posso offrirti un tavolo? Forse ti piace il pano superiore, non ci sono così tante persone lì—Me ofreció.
Antes de aceptar la recomendación y subir a la planta alta, me aseguré de que Dash no se encontrara entre las personas de abajo. Una vez arriba el amable joven me ofreció la carta y dijo que volvería en un rato para tomar la orden. Miré la hora y había llegado con 10 minutos de adelanto, sonreí pensando en que quizá Dash era tan puntual como su madre y llegaría justo a la hora indicada.
Me sentí tentada a avisarle que ya me encontraba en el lugar, pero él no era el único queriendo sorprenderme, yo también estaba dispuesta hacerlo.
La música era relajante y me hacía sentir tranquila, me distraje leyendo el menú y no me di cuenta del momento en el que llegó el mesero, pero él ya se encontraba preguntándome que iba a ordenar y estaba a punto de decírselo, cuando un sonido peculiar me distrajo de nuevo; campanas de viento. Intenté mirar hacia la puerta, pero la mesa en la que me encontraba estaba retirada del barandal, por ello no podía ver quién había llegado; pensé en Dash.—¿Posso prendere il tuo ordine, signorina?—Volvió a preguntar el mesero.
—Oh per favore, si—Le sonreí apenada—Chai Tea, grazie.
El chico estaba a punto de irse y por inercia lo seguí con la mirada, más en el proceso casi me muero, sí, literalmente me ahogué con mi saliva y comencé a toser precipitadamente. N podía creer quién venía subiendo las escaleras.
¿Qué carajo hace ella aquí?
¿Trajo a Dash ella misma?
Pero yo no la veo acompañada.
—¿Otra vez usted, señora?—Mi voz se escuchó ronca por la tos.
Debería irme.
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𝑴𝒊 𝒎𝒂𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝒕𝒂𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐
Fanfic"Aferrarme a las personas es un talento nato y por ello la mayoría de las veces termino rota." "No querías cuidarme, ni curarme, querías volverme la mejor; pues espero que estés orgullosa porque después de todo lo lograste. Soy la mejor. ♤♤ Me discu...