―¡Suéltala! ―Escucho mi propia voz y no la reconozco.
Kennedy voltea a verme y en sus ojos se refleja un alivio que después se convierte en miedo. Se separa del imbécil que la ha estado maltratando y corre hasta mí. A lo lejos puedo vislumbrar a Jane y una bola de niños observándonos.
―¡Ethan! ―Kennedy me toma del brazo para que no me acerque más a ese idiota.
―¿Estás bien? ―Kennedy asiente lentamente con la cabeza―. ¿Qué demonios te sucede? ―Me dirijo al chico de ojos grises que maltrataba a Kennedy. No me responde y eso sólo me hace enojar más. Kennedy está desesperada tirando de mí, pero no quiero irme. Necesito respuestas.
―Ha sido mi culpa ―me dice Kennedy señalando un teléfono que yace roto a los pies del chico abusador.
Está asustada, está temblando es obvio que lo único que desea es irse de ahí, le acaricio la mejilla con dulzura y la abrazo. Ella hunde su cabeza en mi pecho, el estúpido chico nos mira con sorna, quiero reventarle la nariz, pero no puedo hacerlo, no con Kennedy aquí, ella nunca ha visto esta faceta mía y prefiero que eso continúe así.
―¿Cuánto te costó tu maldito celular? ―Aprieto las quijadas y siento como mis dientes rechinan.
―¿Puedes pagarlo? ―Me pregunta con una sonrisita petulante y burlona.
Separo a Kennedy de mí con cuidado, Jane se acerca a nosotros, toma a Kennedy y le dice que todo estará bien. Me acerco a ese idiota, tengo tantas ganas de golpearlo y al parecer él siente lo mismo porqué continúa mirándome con burla como si yo fuera un chiste patético.
―Ethan... ―escucho la débil voz de Kennedy―, quiero irme.
―En un segundo cariño ―por más enojado que esté intento hablarle con ternura, no deseo asustarla más―. ¿Cuánto es? ―Repito la pregunta.
―Déjalo, ya me lo cobraré.
Sin hacer caso de los intentos de Kennedy por mantenerme junto a ella, me acerco más al fanfarrón, estamos frente a frente, es un poco más bajo que yo y es robusto, seguramente es deportista. Saco mi billetera de mi pantalón y vacío todo el contenido de ella, tomo la mano del chico y le dejo el dinero en la palma de su mano.
Me alejo de él antes de que mis ganas de partirle la nariz superen a las de sacar a Kennedy de ahí. Tomo la mano de Kenne y me alejo con ella, Jane nos sigue de cerca. La bola de niños curiosos nos abre paso hasta mi carro.
―¿Quieres que te lleve Jane? ―Le pregunto mientras me aseguro de que Kennedy se encuentre cómoda y tranquila. Jane niega con la cabeza.
―Mi madre pasará por mí. No te preocupes Ethan ―baja la mirada y se retuerce las manos con nerviosismo, esta niña es bastante extraña―. Nos vemos mañana Kennedy.
―Nos vemos Jane ―se despide Kennedy y luce más relajada. Me meto al carro y arranco, Kenne está en silencio, parece una niña a punto de ser regañada.
―Lo lamento... ―me dice sin mirarme.
―¿Por qué? ―Le respondo sin apartar la vista de la carretera.
―Por causarte problemas. Siempre estoy causando líos ―su voz está cargada de una profunda tristeza y se quiebra―. Seguramente se arrepienten todos los días de haberme recogido.
Freno de imprevisto y me estaciono junto a la carretera. He tomado un camino más largo con el pretexto de pasar más tiempo con Kenne, así que hay poco tránsito. Miro a Kennedy, lágrimas quieren salir de sus ojos, la miro bien de arriba abajo, sus pómulos sobresalen al igual que sus clavículas. Tomo un mechón de cabello dorado que le cae sobre la frente y lo hago a un lado.
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Por favor, regresa y quédate
RomanceDurante 10 años han vivido juntos, han sido los mejores amigos, cómplices en todo o eso es lo que ambos creían... Cuando Ethan regresa de la universidad siendo un abogado consumado y sobre todo frustrado, descubre que aquella muchacha que era su mej...