Y yo no soy lo mejor

48 10 18
                                    

—¡Collingwood! —Pierce me saluda con un beso y un abrazo en cuanto me ve llegar—. ¿Cómo estás?

—Bien —le sonrío, olvidando mis dilemas por un instante—. Vengo a presenciar el espectáculo —Stuart se ríe maliciosamente.

—La escolto señorita, no quiero perderme de nada. Pocas veces puedes ver al jefe tan molesto —me da su brazo y subimos hasta la oficina de Ethan.

Sarah está en su escritorio, organizando sus cosas, al parecer aún no le dicen nada. Intento sentir pena por ella, pero no puedo, ella se buscó eso y por su culpa hay un violador suelto.

—Vengo a ver a Ethan —Sarah levanta sus verdes ojos y se echa hacia atrás su cabello rojo, es preciosa, pero es una porquería por dentro.

—Enseguida la anuncio señorita Collingwood. Señor Pierce —Stuart sólo inclina la cabeza a manera de saludo.

Entramos a la oficina de Ethan. Se ve muy guapo con su traje negro y el cabello ligeramente revuelto, cuando su cabello esta desordenado se le forman bonitas ondas, ondas que él siempre intenta aplacar. Levanta la vista de sus papeles, hay dos escritorios en su oficina, que raro.

—¿Lista? —Me pregunta con una sonrisa.

—Más lista que nunca cariño —Pierce se ríe, se frota las manos y se acomoda en el sillón para ver la escena. Ethan descuelga su teléfono y se pone muy serio.

—Sarah, ven a mi oficina por favor. —Le dice con una voz helada que a mí me asusta, pero él me guiña un ojo y sonrío. Sarah entra a la oficina con su meneó exagerado de caderas.

—¿Qué sucede señor McLean? —Le sonríe coquetamente y me mira con suficiencia.

—Estás despedida —le dice sin ningún tacto Ethan.

Juro que su cara es un poema, un poema que recordaré por el resto de mi vida. Se pone pálida y parpadea varias veces, balbucea algo y nos mira uno a uno, para fijar finalmente su mirada en Ethan.

—Pero... ¡¿Por qué?! —Grita fuera de sí. Ethan se está poniendo rojo, se levanta de su escritorio y da una fuerte palmada en este. Está furioso así que intervengo, antes de que ocurra algo peor.

—Porque filtraste información del caso de Ann —Sarah me mira y parpadea mucho, incluso una pestaña postiza se sale de su sitio—, y Ethan lo perdió por tu culpa, así que siéntete agradecida de que te estamos echando y no te metemos presa. Tienes hasta mañana para sacar todas tus cosas, por favor retírate y no nos pongas como referencia —Sarah abre la boca para decir algo más, pero mira a Ethan y decide salir.

—¡Esa es mi chica! —Ethan vuelve a sentarse y me sonríe.

—Su cara fue un poema —dice Stuart y me río al comprobar que no fui la única en pensar eso.

—Quiero sentir pena por ella, pero no puedo —admite Ethan.

—Arruinó tu caso McLean, Kennedy tiene razón al decirle que están siendo amables con ella al sólo echarla, no lo sientas amigo, es lo justo —Ethan sonríe, me alegra que esté formando una amistad con Stuart, él es maravilloso.

—Muchas gracias, Pierce —Ethan toma unos papeles del escritorio y se los da a Pierce—. Puedes llevárselos a Sarah, tiene que firmarlos.

—¡Ah vale ya entendí! Quieres estar solo con está belleza —me ruborizo y Ethan se ríe—. No hagan mucho ruido —Stuart sale corriendo de ahí antes de que Ethan pueda decirle algo más.

—No me acostumbro a su energía. No entiendo cómo acabó aquí.

—¿No te lo ha dicho? —Ethan niega con la cabeza—. Yo convencí al abuelo para que le diera una oportunidad —Ethan me mira con asombro, me toma de las manos y hace que me siente en sus piernas.

Por favor, regresa y quédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora