De madrugada

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Como habrán notado el título ha cambiado, cuando empecé está historia no estaba segura del título que le pondría, así que use uno provisional, pero conforme ha avanzado está historia al fin he podido encontrarle un título adecuado UuU 

En fin, espero disfruten el capítulo de hoy

Abro los ojos, las cortinas de mi habitación están abiertas está oscuro, no sé qué tan tarde o temprano es. Ethan está junto a mi cama, se ha quedado dormido en un mullido sillón morado. No recuerdo mucho, me arden las rodillas y me quema la garganta.

Me levanto de la cama en busca de agua, estoy muy sedienta. Poco a poco empiezo a recordar lo que pasó, estaba segura de que alguien me seguía y salí corriendo del conservatorio, luego tropecé y me encontré en brazos de Ethan. Dios, pienso, necesito ayuda, pero no sé cómo pedirla. Ethan me va a odiar, el abuelo se va a decepcionar tanto, me quedaré sin aquellos que me aman y la soledad será tan abrumadora que terminará por consumirme.

―¿Kennedy? ―La voz asustada de Ethan me saca de mis negros pensamientos.

―Aquí estoy ―Ethan corre a la cocina, y su semblante se relaja al verme.

―¿Cómo te sientes? ―Parece realmente preocupado y eso me parte el corazón, siempre estoy dándole problemas, soy un asco de persona, simplemente no lo merezco.

―Mejor ―contesto con sinceridad o eso me obligo a creer.

―¿Quieres contarme? ―Asiento, necesito un desahogo.

―Pero no aquí.

Me encamino a mi habitación, Ethan me sigue y dejo que pase primero para poner el seguro de la puerta. Nos sentamos en el borde de la cama en completo silencio, mi respiración comienza a agitarse y las lágrimas brotan sin que pueda evitarlo.

―Está bien ―me dice Ethan sosteniendo mi mano por unos instantes.

―Soy una estúpida ―empiezo sintiendo como grita todo mi ser―. He cambiado mucho y odio la persona que soy, Ethan ―está vez lo miro directamente a los ojos, mientras las lágrimas continúan cayendo―. No me reconozco, he hecho cosas horribles, cosas que te darían asco ―Ethan niega con la cabeza quiere hablar, pero no se lo permito―. Todo esto, toda esa ropa cara, las joyas, las fiestas son una salida para mí. Odio mi vida, odio a mis padres. Siempre, cada noche desde que llegué a este lugar me pregunto ¿Por qué? Me hablan una vez al mes es cómo si no les importara en lo más mínimo, los veo de vez en cuando y nunca saben qué decirme, nunca sé que decirles, que contarles de mí, son unos desconocidos. Tengo miedo de que la persona que miro en el espejo todos los días sea en realidad yo, una completa basura. Porque si no me quisieron mis padres junto a ellos ¿Quién podría quererme? ¿Quién Ethan?

No puedo continuar, comienzo a sollozar porque a pesar de que me he sincerado un poco con él, no he podido contarle todo, no he podido decirle de la droga, de Arthur, de Camile. Soy una cobarde es en lo único que pienso mientras Ethan me abraza y sollozamos juntos, pareciera que él siente mi perdida y mi dolor como propios.

―Escúchame Kennedy ―toma mi cara entre sus manos y me habla con seriedad―, no eres una basura, no vuelvas a repetirlo. Te has convertido en una mujer asombrosa, eres sensible, eres amable, eres cariñosa, muy inteligente y muy astuta. Eres una excelente violinista, cuando te escucho tocar ―Ethan cierra los ojos, esboza una ligera sonrisa y pone sus manos en mis hombros―, me transporto a otro lado. No he conocido a una mujer más loca y necia que tú ―dice riendo y haciéndome reír―, y debo de admitir que la extraño mucho, te extraño mucho Kenne, vuelve por favor ―Ethan me abraza hundiendo su cabeza en mis cabellos―, necesito a esa chica vibrante.

No digo nada, no puedo, sus palabras son tan sinceras, tan apasionadas que me llenan de un agradable calor y me hacen sentir llena de vida. No quiero decir nada, no quiero que él diga nada porque sé que algo está surgiendo entre nosotros, pero no quiero oírlo pues cuando Ethan lo diga tendré que alejarlo de mí, él no merece estar enamorado de alguien como yo él se merece lo mejor y yo no lo soy.

Ethan me toma entre sus brazos y me recuesta, me mantiene abrazada junto a él, puedo escuchar los latidos de su corazón, son reconfortantes. Algo dentro de mí comienza a clamar por más, necesito tocarlo, necesito besarlo y tenerlo siempre junto a mí, pero no lo hago porque miles de imágenes comienzan a acudir a mi mente, imágenes de hombres, imágenes de Arthur tocándome, aunque le he dicho que no y lo miro riéndose de mí mientras me mete droga a la fuerza para abusar de mí una y otra vez. Me acurruco más junto a Ethan, quiero sentirme protegida, quiero que este momento sea eterno pues aquí junto a él nada malo puede pasarme.

―¿Kennedy? ―Dice en un susurro Ethan y sólo asiento, no quiero hablar más―, yo te...

―Shh ―deshago el abrazo para callarlo, le pongo un dedo en sus labios—, no digas más Ethan. Disfrutemos lo que queda del verano, dame ese regalo, aunque no lo merezca.

Ethan no lo comprende puedo verlo en sus ojos y simplemente me sonríe y asiente. Me gustaría tanto decirle todo lo que me ocurre, pero sé que me va a odiar en cuanto le cuente de mis encuentros con hombres desconocidos, en cuanto le cuente de Arthur me va a odiar con todo su corazón. Quizá ve el tormento en mis ojos porque solamente me da un casto beso en la frente y me mantiene junto a él.

―Te prometo Kennedy ―me giro para verlo, la luz del sol comienza a filtrarse deshaciendo el encanto de esta madrugada―, que voy a estar contigo siempre que quieras y vamos a salir juntos de esta.

Le agradezco silenciosamente sus palabras, sé que no ha dicho nada sobre mis padres para no enfadarme más, sé que no ha preguntado nada porque no quiere hacerme sufrir más, pero también sé que estará esperando el momento en el que yo le cuente todo y eso me atemoriza tanto que suspiro y tiemblo, Ethan lo siente y me estruja más contra él.

El sol comienza a filtrarse por mi ventana, anunciando el eminente final de esta maravillosa madrugada y llevándose con él, aquel efímero momento de tranquilidad que me ha regalado en los brazos de Ethan. Como siempre los sueños no son eternos y tristemente siento como esté termina junto con la madrugada, junto con el salir del sol empieza otra vez este tormento.

Por favor, regresa y quédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora