Otoño de promesas

60 13 2
                                    

Ethan ha tardado bastante en llegar y por el contrario de lo que creía, ha llegado con una gran sonrisa, pensé que llegaría frustrado y enojado, pero está perfectamente bien cosa que me alegra bastante pues prefiero verlo sonriente a amargado. Comemos lo que Rita nos ha dejado, decirle a ella fue tan difícil, ninguna podía dejar de llorar.

—¿Cómo te ha ido con Rita? —Me pregunta Ethan con una enorme sonrisa.

—Bien, bueno no bien —me rasco la cabeza—. Lloró mucho, lloré mucho, pero me prometió no decirle nada a Byron, se ha puesto muy estricta con la dieta y en cuanto se la di me arrastro al súper a comprar todo —Ethan me sonríe, no puede dejar de hacerlo y la curiosidad me está matando—. ¿Y tú? ¿Qué tal la oficina?

—Bien... —me aclaro la garganta ante su pausa y reacciona—. Diría que el caso está a nuestro favor. Milton y James están muy positivos.

—¿Milton? —Ethan asiente, nunca creí que aceptaría trabajar con él, pero al parecer va superando lo de sus padres poco a poco—. ¿De qué va el caso? —Le pregunto metiéndome un trozo de pan a la boca.

—Una chica fue violada en una fiesta —me atraganto y Ethan se apresura a darme agua y pequeños golpes en la espalda.

—¿Estás mejor? —Me he puesto roja y me lloran los ojos, así que sólo asiento—. Ten más cuidado Kenne. —Vuelve a sentarse y mira el plato frente a él—. Te decía, es un caso que tenemos ganado, tenemos todo en contra del tipo —continúa Ethan frunciendo el ceño con desagrado—, esas escorias deberían de desaparecer —Ethan siempre se exalta cuando toma un caso—. Es una chica sobresaliente, tiene una beca y su único pecado fue estar en esa maldita fiesta —¿Fiesta? Como yo—. Milton me ha dicho que seguramente usaran el argumento de: «Es una drogadicta o una promiscua» —comienzo a respirar agitadamente, Ethan está tan enfrascado en su caso que no mira cómo se me va el color y la respiración—. Es lo único que nos preocupan, pero tenemos todo, testigos, exámenes...

—Ethan... —logro murmurar.

—¡Kennedy! —se levanta de su silla a toda prisa y me ayuda a recostarme en el sofá de la sala.

Se mantiene junto a mí, tomándome la mano repitiéndome que todo estará bien, pero yo estoy lejos muy lejos, estoy perdida en mis recuerdos de aquella terrible noche, mirando una y otra vez a Arthur, sintiendo su asqueroso aliento sobre mí. No quiero verlo más, quiero que se pierda, quiero que se muera. Si le digo a Ethan ahora ¿Él sería capaz de matarlo? Me estremezco de sólo pensarlo.

—No quiero volver a la escuela —cierro los ojos para evitar su mirada. No podría mejorar con Arthur ahí, acosándome todo el tiempo.

—Está bien —abro los ojos para encontrarme con su mirada cargada de ternura, Ethan se acerca a mí y me da un suave beso en la frente—. No tienes que volver si no quieres dulzura. Pediremos un papel a las doctoras para que puedas dejar de ir.

—Gracias Ethan. Eres el mejor —Ethan se sonroja y niega.

—Kennedy, sabes qué puedo protegerte ¿verdad? —Me mira fijamente a los ojos—. Sin importar lo que sea, siempre podremos protegerte.

—Lo sé Ethan...

Me pongo nerviosa, Ethan no debe de saber sobre Arthur, sobre todo lo que me han hecho, se pondría histérico, le diría a mi abuelo y demandarían a la escuela y mi caso se haría público. Lo sabrían todos. Mis padres, mis hermanos sabrían que su hermana es una drogadicta y se avergonzarían de mí. No, no puedo permitirlo.

—Si alguien te está molestando, puedes decirme y lo arreglaremos —continúa Ethan, pero niego.

—No quiero caer en la tentación y conseguir por mis medios o terminar escapando —Ethan me mira con suspicacia, pero no me reprocha nada.

Por favor, regresa y quédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora