Un nuevo comienzo

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Despierto confundida unos brazos me tienen sujetada con fuerza, me asusto mucho pues por un instante pienso que me he pasado otra vez y he amanecido en una cama ajena con un hombre que no conozco, pero me tranquilizo al ver que es Ethan quien me tiene sostenida y todos los acontecimientos vuelven a mi memoria.

No se ha enojado como esperaba, no me ha odiado, ni siquiera ha sentido vergüenza o asco de mí. Un alivio inmenso me recorre todo el cuerpo, ya que ahora sé que Ethan continúa queriéndome como siempre, pero ese alivio solamente dura unos segundos pues me pregunto ¿Me seguirá queriendo cuando sepa de todos esos hombres? ¿De lo que me ha hecho Arthur? No tengo tiempo para seguir pensando, puesto que Ethan se remueve, intenta pegarme más contra él y hunde su cabeza en mis cabellos.

—¿Ya estás despierta? —Me dice con voz somnolienta.

—Sí —su cuerpo pegado al mío y su aliento en mi cuello me produce un estremecimiento

Ethan me suelta, muy a su pesar, muy a mi pesar y se levanta. Tiene ojeras ha dormido muy poco últimamente. Me sonríe y eso me conforta.

—Bien —suspira—, tenemos que apresurarnos. No iré a la oficina y tú no irás a la escuela. —Recuerdo que he faltado a música y está sería la segunda vez.

—Ethan, no he ido a música en toda la semana —Ethan enarca una ceja.

—¿Por qué?

—Porque no he tenido ganas —Ethan suspira y se masajea las sienes.

—No pasa nada, cariño —me sonríe y abre la puerta—. Ya hablaremos con la directora y los profesores, por ahora sólo importa tu bienestar.

Ethan sale de la habitación, dejándome con una mezcla de emociones todas diversas y contradictoras, me siento tranquila y asustada, me siento confundida y aliviada. ¿A qué clase de médico me llevará? ¿Qué me harán? ¿Me van a internar? Empiezo a temblar y me quedó sentada un buen rato, hasta que escucho llegar a Rita. Luego como si fuese un zombi me dirijo a la ducha, me baño y me cambio. Ethan ya está listo, lleva una sudadera y unos jeans, está hablando en la cocina con Rita.

—Volveremos tarde —escucho a Ethan mientras entro en la cocina donde el desayuno ya está listo.

—¿Todo está bien? —Nos pregunta Rita preocupada.

—Sí —me apresuro a abrazarla—, te contaré cuando regrese, te lo prometo —me digo más para mí misma, para convencerme, pues tengo miedo de que me internen.

Desayunamos a toda prisa. Ethan no habla conmigo, está revisando su teléfono, mandando mensajes y no quiero interrumpirle. Mi teléfono vibra, es extraño porque nadie suele escribirme. Miro la pantalla es un mensaje de Jane «¿Te veo en la cafetería?» Que tonta he sido, me he olvidado de contarle lo ocurrido. «No iré, le he contado a Ethan todo y ahora quiere llevarme al médico. Luego hablamos.» Tamborileo los dedos nerviosa sobre la mesa.

—¿Todo bien? —Me pregunta Ethan haciendo a un lado su teléfono.

—Sí... ¿Y tú? ¿No te causara problemas faltar a la oficina?

—No es algo que me interese ahora —levanta los hombros para restarle importancia al asunto—. Anda es hora de irnos.

Asiento nerviosa, me llega otro mensaje de Jane, pero ya no lo contesto en estos momentos sólo puedo pensar en el doctor. ¿Qué tipo de preguntas me harán? ¿Me preguntarán quién me vende la droga? ¿Llamaran a la policía? Ni siquiera sé en qué momento me he subido al auto y Ethan ha arrancado, hacemos todo el camino en silencio.

—Ethan... —vuelvo a temblar cuando llegamos al hospital, es una clínica privada.

—¿Qué sucede Kennedy? —Ethan se estaciona, su mirada refleja la tranquilidad de la que carece la mía.

Por favor, regresa y quédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora