Llevo días intentando contactar a Jane, pero ella me evade de todas las maneras posibles. Así qué he decidido ir a la escuela después de mi sesión con Hill y Mónica. Llego al hospital muy puntual, debo de contarle a Mónica lo que ha pasado con Ethan y además me urge sacar mis dudas con ella.
—Kennedy —me saluda muy amable Mónica, cuando entro—, siéntate. Hoy llegas a buena hora ¿qué ha pasado?
—Yo tuve sexo con Ethan —suelto de repente y ella se reclina en su silla mirándome con los ojos muy abiertos por lo sorpresivo de mis palabras. Empiezo a contarle todo, lo de Ethan y Jane, la fiesta, cómo Ethan me encontró y sobre todo lo que estuvimos hablando.
—¿Estabas ebria cuando tuviste relaciones con él? —Niego con la cabeza.
—No, de hecho, me sentí liberada —admito sintiendome mucho más ligera—, como si todo pesara menos que antes y pudiera ser yo otra vez. No hubo vergüenza o miedo, sólo hubo amor en esa unión —me sonrojo, es algo muy personal, pero necesito que Mónica lo sepa.
—Te dije que tú sabrías cuando sentirte lista, aunque eso no significa que ya sanaste —me recuerda y asiento—. Aún tienes varias cosas que poner en orden.
—Lo sé —mis manos empiezan a temblar y suspiro con fuerza—. Quiero demandar a Arthur por lo que me hizo. Voy a contarle todo a Ethan cuando regrese mi abuelo, sé que se pondrá furioso, sé que mi vida va a quedar expuesta si lo llevo a juicio, pero no puedo vivir tranquila sabiendo que él puede lastimar a alguien más.
—Eres muy valiente y sabes que tanto Hill como yo vamos a apoyarte en el proceso.
—Gracias, Mónica —ella toma mi mano y me da un ligero apretón.
Cuando salgo de la consulta me siento mucho mejor y lista para ir a arreglar las cosas con Jane. Todo marcha bien en mi vida y aunque sigo dolida porque Jane me ocultó las cosas, la extraño y quiero tenerla en mi vida, quiero que me acompañe en este proceso que voy a emprender porque su amistad ha sido por demasiado tiempo uno de los pilares más fuertes que he tenido en mi vida.
Conduzco hasta el instituto, apreciando el panorama, viendo las hojas caer con cada ráfaga de viento, disfrutando de mi vida, de mi recién adquirida libertad. Sintiéndome más fuerte que nunca. Cada día estoy más cerca de volver a recuperarme por completo y me siento orgullosa de todo mi progreso. Bajo del auto, he llegado justo en el almuerzo.
Las miradas me siguen, pero no me importa, ya no tengo nada de qué avergonzarme, tengo el amor de un hombre maravilloso, tengo mi talento como violinista, tengo mi inteligencia, tengo el amor de mi familia, mi abuelo pronto volverá y todo será mucho mejor que antes. Localizo a Jane entre la multitud está sentada con Mercedes y una chica que no conozco.
—Hola Jane —Jane se sobresalta y tira su jugo sobre Mercedes, inmediatamente se disculpa y le ayuda a limpiarse.
—Kennedy ¿Qué haces aquí? —Mercedes me mira mal y la otra chica menuda y de pelo negro que está con ellas, me mira de arriba abajo.
—Vine a verte, te he extrañado mucho —me quedo mirando a la chica que no conozco, esperando que se presente, cosa que no pasa.
—Ella es Kathy —ese nombre me es familiar, pero no logro recordarlo. Le tiendo mi mano, ella me mira largamente y termina por levantarse, seguida de Mercedes.
—¡Vaya! —Exclamo ya sin sorpresa—. ¿Ahora qué se dice de mí? —Me siento junto a Jane, ella parece incomoda.
—Lo de siempre —algo me está ocultando puedo verlo en su mirada.
—¡Vale Jane! Suéltalo ya. —Le digo un tanto exasperada—. No estoy aquí para juzgarte o armarte un lío por lo de Ethan, estoy aquí porque quiero ver a mi amiga y saber cómo está —los ojos de Jane se llenan de lágrimas, me toma de la mano y me arrastra hasta el jardín para ocultamos debajo de las gradas del campo de futbol como antes lo hacíamos.
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Por favor, regresa y quédate
RomanceDurante 10 años han vivido juntos, han sido los mejores amigos, cómplices en todo o eso es lo que ambos creían... Cuando Ethan regresa de la universidad siendo un abogado consumado y sobre todo frustrado, descubre que aquella muchacha que era su mej...