Enamorada ¿Por qué?

60 14 4
                                    

Estoy muy ilusionado por la noche con Kennedy, además fue buena idea invitar a Jane, quizá ahora sí congenie con Stuart y podamos salir los cuatro como en citas dobles. Me río de lo tonto que estoy siendo, ni en mis épocas de colegial me había sentido tan tonto. Nunca habia tenido una relación tan seria como está, una relación en la que pudiera ser yo mismo, una relación que me hiciera sentirme bien, tranquilo, una basada en el amor y no en mi auto o en mi cuenta bancaria.

Sarah está recogiendo sus cosas, me mira con odio cada que salgo de mi oficina, pero no le tomo importancia. El día avanza con calma, esta tarde no puedo ir a comer a casa, necesito de todo el tiempo para poder pasar una noche tranquila, así que pediré algo, quizá una pizza o comida china. A pesar de que estoy podrido en trabajo no dejo de pensar en Kennedy, cada día la veo más hermosa, cada día me siento más orgulloso, cada día me enamoro más de ella y debo de admitir que cada día crece mi necesidad por hacerle el amor.

Me sacudo la cabeza, para evitar esos pensamientos, ella tiene que estar segura antes de cualquier avance en esa dirección. Intento concentrarme, pero no puedo, no dejo de pensar en ella, en lo qué pasó ayer en esta oficina y lo que hubiera pasado si el maldito de Pierce no nos hubiera interrumpido. Unos golpes en mi puerta me sacan de mis agradables pensamientos.

—Pase —digo volviendo a mis papeles.

—Hola Et... —levanto la mirada encontrándome con Jane, me levanto para recibirla, pero ella se echa hacia atrás.

—¿Qué pasa Jane? —Le pregunto al ver su mirada consternada.

—Vengo a decirte que no quiero verte más, que tienes que estar lejos de mí. Y que sólo iré está noche por Kennedy, pero por favor no me atormentes intentando ser amistoso —su semblante refleja un verdadero tormento y sus palabras me descolocan.

—¿Por qué? ¿Qué te he hecho Jainie? —Jane me mira furiosa.

—¡No me llames así! Así me llama Kennedy —cierra los ojos y lágrimas caen por sus mejillas.

—Jane, por favor dime qué te he hecho para que me trates así —me duele la manera en que está actuando, creí que éramos amigos.

—No puedo Ethan —se suelta a llorar y se deja caer en el sofá, yo me acerco y tomo su mano.

—Jane soy tu amigo —ella se ríe con amargura y se limpia las lágrimas.

—Y por eso me ocultaste que salías con Kennedy —suelta con un rencor nada propio de ella.

—Yo, lo lamento... —digo con pesar—, pero Kennedy quería hacerlo.

—Ya no importa —se levanta y toma su bolso, pero yo la detengo.

—Jane por favor, merezco saber qué pasa —ella me mira con fijeza y sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas.

—¡Ay Ethan! Es que tú estás ciego —yo no dejo que se vaya, quiero saber que hice mal—. Pasa que te amo.

Suelto su brazo, por unos momentos todo se queda en blanco, su confesión me toma por sorpresa. ¿Cómo puede amarme? ¿Qué he hecho para provocar eso en ella? Jane está mirándome en espera de una respuesta, pero qué se supone que responda.

—¿Ves? —Agrega con más amargura—. Nada de esto importa, sólo mantente alejado de mí y yo de ti, por el bien de Kennedy sólo seamos amigables cuando este ella. Ella es mi amiga.

—Jane, tenemos que hablar —digo al fin, con un matiz de histeria en mi voz.

—¿De qué? —Pregunta desesperada—. Ethan no hay nada que hablar, por favor. Todo está muy claro, yo me equivoque y tú elegiste hace mucho, perdóname.

Por favor, regresa y quédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora