Avanzando, ganando

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No recuerdo haber sido tan feliz en toda mi vida. Continuaba yendo con Kennedy a mis clases de música y nos habían elegido para participar en el concierto navideño. Todas las mañanas Kennedy solía salir a correr conmigo, era mucho mejor hacerlo con ella que solo. Las sesiones con su terapeuta habían empezado y, aunque no era experto, juraría que podía ver cierta mejoría en ella. Por las noches ella iba a mi cuarto y dormía ahí, las primeras noches iba en la madrugada, pero ayer había tenido una crisis un poco fuerte y entonces decidió irse conmigo a mi cuarto. Sabía que no era del todo correcto permitírselo, pero que Dios me castigue, deseaba con todas mis fuerzas tenerla ahí y cuando llegaba cansado del trabajo lo único que anhelaba era meterme a dormir con ella entre mis brazos. Así que no hablábamos de ello, simplemente dejábamos que pasara.

Jane seguía visitándome, encontraba su compañía placentera, siempre me hacía reír y desde nuestra última conversación, en la cual acordamos ser un equipo para cuidar a Kennedy y en la cual hablamos de su padre y del mío, me sentía más cerca de ella. Teníamos una buena amistad y, a pesar de que me moría de ganas de decirle a Kennedy la maravillosa amiga y persona que era Jane, no podía, pues decidimos no decirle nada a Kenne para que no sintiera que la estaba sobre vigilando, Kennedy detestaba sentirse así y no quería que se enojara con Jane.

—Estás más feliz —Jane deja de hacer su tarea y me mira.

—Me siento más feliz Jainie —le he mandado a traer un escritorio pequeño, me ha dicho que está sola todo el día y que se encuentra muy contenta aquí, así que quise que estuviese más cómoda.

—Se te nota ¿A qué se debe?

—Kennedy ha mejorado mucho, ha tenido algunas crisis, sin embargo, las ha manejado muy bien. —Salvo la de ayer, pienso, pero no le digo nada—. Por cierto, me ha dicho que no ha podido verte porque siempre estás ocupada. —Intento no reprocharla, pero no entiendo porque no quiere ver a Kenne.

—¡Oh! No es que no quiera verla... es que.

—¿Qué sucede Jane? —Ella se sienta frente a mí y baja la mirada avergonzada.

—No quiero mentirle. —Admite con vergüenza—. No puedo decirle que he pasado tiempo contigo, quizá se moleste.

—Entiendo. Me pasa lo mismo, no deseo que piense que conspiramos o algo así. La última vez que creyó eso, se puso muy mal —miro a Jane directo a los ojos, tienen un color muy bonito—. Aunque me gustaría que intentarás verla, ella te extraña...

—Sí... —se queda pensativa un momento—, tienes razón. Mañana iré a verla.

—Me parece perfecto —sonrío y vuelvo a mis papeles—, mañana es el juicio y así no estará sola.

—¡Oh! ¿Mañana es? Quería ir a verte al juicio —levanto la vista de mis papeles, Jane está desilusionada.

—A ella le está afectando en particular esté caso —me sincero—, me gustaría que no estuviera sola. Sé que todo irá bien, tenemos todo a nuestro favor, no te estas perdiendo de nada del otro mundo. Los juicios suelen ser bastante tediosos —le digo con fastidio.

—¿Le está afectando el caso? —Me pregunta Jane ignorando todo lo demás que le he dicho. Se pone muy nerviosa y se retuerce las manos.

—Sí... —esa noche vuelve a mi memoria, Kennedy no quería que la tocara. Se me acelera el pulso y siento latir la sangre más rápido, si alguien la daño...—. Jane a Kennedy la...

—¡No! —Se apresura a decirme—, ¿por qué piensas eso Ethan? —Jane recoge sus cosas a toda prisa—. ¿Sabes qué? Tienes razón, he sido muy insensible con Kennedy, iré a verla ahora. Nos vemos luego Et.

Por favor, regresa y quédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora