Paso la noche con Kennedy, ella está muy alterada por su familia y me expresa todos sus temores. Y aunque quiero decirle que no necesita a sus hermanos ni a sus padres, que nosotros ya somos una familia, no puedo hacerlo, pues yo no soy nadie para retenerla a mi lado, eso sería muy egoísta. Yo tengo que dejarla ir si es lo que ella desea porque la amo.
Cuando se calma y se duerme, lentamente salgo de su habitación para no despertarla. Toda la noche pienso en ella, llevamos ya diez años viviendo juntos y, aunque no nos vimos durante mis años universitarios nunca nos perdimos cumpleaños o fines de semana juntos, nunca hemos estado separados por mucho tiempo.
Y si regresa con su familia ¿Qué pasará con nosotros? ¿Cuánto tiempo se irá? ¿Volverá? ¿Conocerá a alguien más? Miles de pensamientos amargos pasan por mi mente antes de que el cansancio me venza y me quede profundamente dormido.
—¡Buenos días dormilón! —Abro los ojos y me encuentro con la imagen perfecta: Kennedy está sobre mí con su cabello rubio suelto y desordenado y una sonrisa de oreja a oreja. Me da un beso y se gira a un lado para acostarse junto a mí.
—Buenos días preciosa —me estiro para desperezarme y acaricio el rostro de Kenne—. ¿Qué hora es?
—Las once. Apenas y tendremos tiempo de ir al ensayo ¡No puedo creer que sea mañana! —Se lleva las manos al pecho y se ríe—. Mi primer concierto —me mira y rectifica—. Nuestro primer concierto.
«Nuestro primer concierto» Como me duelen esas palabras ahora, pues ¿habrá más conciertos si Kenne se va?
—Lo sé —me callo mis temores y me repongo—. ¿Estás lista?
—Siempre estoy lista McLean —me guiña un ojo y se abalanza sobre mí para besarme con pasión arrebatadora. Empiezo a recorrer su cuerpo con mis manos y un gemido se escapa de sus labios, su mirada se vuelve intensa, se llena de exquisito deseo y me sonríe juguetonamente.
—¡Kennedy! —Escuchamos gritar a Rita—. ¡Más te vale no estar en la habitación de Ethan! —Suspiro frustrado y ella se baja.
—Tenemos toda la noche —me dice Kennedy guiñándome un ojo y saliendo de mi cuarto dando brinquitos.
Sonrío mientras la veo salir, ha cambiado tanto, ha crecido mucho y estoy muy orgulloso de ella. También he cambiado, he crecido y de hecho tengo que decirle a Kennedy de mi retiro del despacho, con todo lo de juicio no pude decirle nada, ella aún piensa que estoy de vacaciones.
Salimos de casa rumbo al conservatorio, le pedimos permiso a mi abuelo para ausentarnos hoy y pese a todo pronóstico nos lo da, el regalo de Kennedy es algo que dura todo el día y toda la noche, pero claro que nos advirtió llegar temprano mañana para ir todos juntos al concierto.
Llegamos al conservatorio hoy es el último ensayo, Ginna mi profesora y Patrick el maestro de Kenne están supervisando nuestra pieza «Merry Christmas Mr. Lawrence.» Esta vez sí lo hago bien, incluso a riesgo de escucharme vanidoso yo diría que lo hago excelente. Kenne y Jimmy le dan un aire muy especial a la pieza, ella con su violín y él con el Cello.
—¡Bravo! —Patrick mucho más joven que Gina aplaude con exagerada emoción, mientras que ella sólo se limita a asentir con la cabeza y sonríe levemente.
—Bien, es hora de irnos. Sean puntuales, quién no llegue a tiempo será reemplazado sin excepciones —Ginna es mucho más severa. Su leve acento ruso y su postura siempre erguida la hacen una mujer increíblemente imponente—. Bien hecho Ethan —me dice Ginna cuando pasamos junto a ella—. Pronto estarás en Juilliard si sigues así —ni siquiera me deja agradecerle cuando ya se está yendo—. Señorita Collingwood me alegra tenerla de vuelta.
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Por favor, regresa y quédate
RomanceDurante 10 años han vivido juntos, han sido los mejores amigos, cómplices en todo o eso es lo que ambos creían... Cuando Ethan regresa de la universidad siendo un abogado consumado y sobre todo frustrado, descubre que aquella muchacha que era su mej...