Capítulo 49.

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Bárbara López.

Tomé el celular y le marqué a algunos amigos, que por supuesto me hicieron segunda sin pensarlo, todos preguntaban, ¿qué pasa?, ningunos sabrá exactamente, prefiero ser bastante cautelosa con el tema, es mejor así por ahora. Al menos hasta que el alcohol se apodere de mis sentidos y me haga hacer o decir alguna tontería.

Al fin llegamos a la mezcalera de un amigo, creo que hasta hoy, el mezcal no era de mis bebidas favoritas, veremos si la situación y mi destrucción interna me hacen cambiar de parecer.

- ¿Gustan probar? –dijo él tipo de bigotes.

- Yo por favor –se apresuró a decir mi buen Luis.

Un par de pequeñas cubas y sus facciones ya delataban lo fuerte de aquella bebida.

- Tenemos un reto en Mezcal power, a quien guste hacer la silla loca.

- ¿Cómo es eso? –sonreí.

- ¿Te atreverías? –preguntó él tipo

- No Barb, estás loca –Luis me tomo del brazo.

- Hey calma, ya estoy jodida, qué más da.

Me puse una servilleta en el pecho, me incline en la barra y un tipo se acercó a mí pro detrás, me empino un par de botellas y mientras el alcohol quema mi garganta, mi corazón se siente destrozado, comienzo a llorar, me pongo de pie y todo me da vueltas, me sujeto de lo primero que encuentro.

Me puse una servilleta en el pecho, me incline en la barra y un tipo se acercó a mí pro detrás, me empino un par de botellas y mientras el alcohol quema mi garganta, mi corazón se siente destrozado, comienzo a llorar, me pongo de pie y todo me da ...

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Secó mis lágrimas y una sonrisa retorcida sin luz se dibuja en mi rostro. Luis me sujeta y me saca de ahí.

- ¿Qué mierda te pasa?

- ¿Cómo se sana un corazón roto? –comienzo a llorar.

- ¿Quién es el hijo de su puta madre que te daño? –me sujeta de ambos brazos.

- Querrás decir, hija...

- ¿Qué?

- Sí, me enamore de una mujer.

- ¡Maldición!, eso si no lo esperaba, ¿quieres hablar?

- No, más bien tomar –respondí.

Tomamos su coche y partimos a un antro de la ciudad muy afamado, el cual por supuesto no conocía puesto que me había perdido de mucho en los últimos meses por obvias razones. El lugar estaba inmensamente lleno, música muy fuerte, luces color neón y para mi desgracia, muchas juliantinas, que apenas me vieron me siguieron para algunas fotos.

- ¿Crees que podríamos tener un área más privada? –le pregunte a Luis, mientras un par de chicas tomaban una foto.

- Me encargo de ello.

Prométeme una sola cosa..., no te vas a enamorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora