Capítulo 50.

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Macarena Achaga.

Me siento como un lunes en la mañana, cuando el profesor cruzaba la puerta y decía "Lo siento chicos, examen sorpresa", ¿por qué?, bueno porque no sabía por dónde comenzar, justo como ahora, mi vida se resume en una palabra..., quilombo.

La verdad es que ya no quiero divagar, pero me cuesta tanto, porque no sé cómo comenzar; ella no responde mis llamadas, a veces odio su actitud, otras me pongo a pensar, ¿qué pasaría si hubiese sido al revés?, ¿la perdonaría?, pero ¿cómo le hago entender a mi corazón, que fui una estúpida?

Bárbara López.

Maldición ¿dónde estoy?, esto es a lo que yo suelo llamar muerte lenta, la cruda puede ser fatal cuando la combinas con un corazón roto. Debo estar muy jodida, si aun así siento remordimiento cada que mi celular suena y su nombre aparece en él.

Creo que debería volver a casa, estar por las calles de la ciudad de México con ojeras tremendas, el maquillaje escurrido y una sonrisa a la inversa, sólo hace más delatable mi dolor.

Tomé el coche y partí, odio los semáforos en rojo cuando tenga prisa, mi celular suena y aunque el instinto me hace creer que es ella por enésima vez, el nombre que aparece es de Oscar.

- Hola Bárbara.

- ¿Qué tal? –respondo sin ánimos.

- Bárbarita necesito de todo tu apoyo, había olvidado notificarles pero Bardasano las quiere en el evento.

- ¿Nos quiere?

- Macarena y tú...

- ¿Ella irá? –pregunte.

- No me responde aún –dijo.

- ¿Es necesario?

- Se trata de publicidad Bárbara, tienen que.

- Ok, ahí estaré.

La verdad no tengo ánimos, pero siempre he sido profesional y no comenzaré ahora miso a arruinarlo, bastante tengo con un 'órgano jodido para arruinar todo lo demás. Llegué a casa de mis padres, lo último que necesito ahora mismo es estar sola, aunque había olvidado un pequeño detalle..., Mich.

- Al fin llegas –dijo cuándo me vio cruzar la puerta.

- No estoy de humor –seguí.

- Necesito hablar contigo.

- ¿De qué? –dije a la defensiva.

- ¿Es neta lo que dijiste? ¿En serio eres eso?

- ¿Eso? Vamos Mich, puedes decirlo, no pasa nada, vamos intentarlo, repite conmigo..., lesbiana, de nuevo, lesbiana.

- Que payasa.

- Vamos Mich, no voy a discutir contigo, aunque si tanto te molesta, te haré un favor, eso se acabó –dije viéndole a los ojos.

- ¿Qué? ¿En serio? –su semblante había cambiado.

Mamá apareció al escuchar nuestros gritos y detrás de ella papá, genial, lo que me faltaba, cómo si no tuviese demasiado ya.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué discuten? –dijo papá.

- No te preocupes, ya lo solucionamos –respondí, giré para ver a mamá que se ve tan angustiada-. Lo siento, tengo que darme prisa.

Me metí al cuarto y comencé a buscar algo que ponerme, necesito recuperarme de esta resaca o mi día será espantoso, aunque la cabeza no deja de darme vueltas con un tema, "¿Ella estará ahí?", porque de ser así no sé cómo voy a reaccionar, no estoy lista. Saco el celular y lo primero con lo que me topo es una publicación de Macarena.

Prométeme una sola cosa..., no te vas a enamorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora