Prométeme una sola cosa..., no te vas a enamorar.

Capítulo 35.

Bárbara López.

Son las cinco de la mañana no he podido conciliar el sueño, me paro y me observo frente al espejo, tengo los ojos desechos, muy hinchados, si mamá me ve seguro se dará cuenta, así que opto por tener un día encerrada en el cuarto; seguro mi hermana saldrá, seguro mamá tiene grabación o algo así.

Me enrolle en las sábanas, no puedo dejar de sollozar, tengo mensajes de Macarena, tengo una llamada perdida de Gonzalo, tengo el corazón aterrado, siento que esto es una pesadilla y yo soy la primera víctima del asesino.

La puerta comienza a sonar, me aferro a la cama, es mamá, perfecto, lo que me faltaba, no me muevo, espero que no moleste.

- ¿Bárbara? -susurra, trato de no moverme, no quiero verla o más bien que ella me vea-. ¿Hija?

Escucho que alguien viene, mi hermana dice algo y se va, no puedo seguir con esto, mamá cierra la puerta y alcanzó a gritar.

- ¡Espera!

- ¿Qué pasa? -abre apresurada.

La veo aparecer, las palabras no me fluyen, comienzo a respirar con dificultad, mamá corre a mi lado y me abraza, comienza a echarme aire, no puedo contenerme y cada que planeo decir algo, el pecho se me cierra.

- Hija me estás asustando, ¿qué pasa? -dijo angustiada.

- Lo siento...

- ¿Qué pasa? Mi amor tranquila -me toma de las manos.

La observo a los ojos y siento como mi corazón se cierra aún más, siento que la voy a matar, ¿cómo debo empezar?, ¿cuál es la manera correcta de decirlo?, ¿existe una manera correcta?, porque no la encuentro y no se supone que tuviera que ser así.

- Mamá...

- Cariño ¿qué pasa? -dice, y en ese momento, me atrevo a verla a los ojos.

- Lo lamento, no sé cómo empezar.

- Sólo hazlo, no busques las palabras.

- Mamá, ¿sabes que te amo?

- Lo sé Bárbara, no tienes que decirlo, yo lo sé -besa mi frente.

- Lamento si no he sido la hija que esperabas, lamento si lo he arruinado, lamento si no soy como planeabas que fuera y si esto arruina un poco todo, lo lamento.

- ¿Qué pasa? Dime.

- Mamá, me enamoré...

- Mi amor, no tendría porque enojarme, no tendría porque cambiar nada, si es lo que tú quieres adelante...

- No mamá, no me estás entendiendo.

- Entonces explícate.

- Mamá, estoy enamorada de Macarena.

¿Cómo puedo explicar lo que acabo de sentir?, si arroje una piedra que traía sobre la espalda, pero parece que tener a mamá frente a mí, sin decir nada, derramando lágrimas, ha puesto un muro sobre mi espalda. El silencio se hace eterno, ¿cuánto tiempo ha pasado?

- ¿Mamá?

- Si hija, tranquila -baja la mirada, limpia sus lágrimas y me observa.

- Lo siento.

- No Bárbara, no lo sientas, dame un momento por favor.

Se pone de pie y camina dando círculos, estoy muy estresada, angustiada y rota, muy rota. Se detiene frente a mí, se cruza de brazos y me observa parada al borde de la cama.