Capítulo 41.

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Macarena Achaga.

Vi la llave por un momento, levanté la vista y le sonreí, ¿en serio estaba sucediendo?, Bárbara me está dando una lección de vida muy fuerte y me encanta.

- ¿Y? ¿Qué esperas? -dijo.

Metí la llave a la perilla y giré, el lugar, ASOMBROSO, corrí a la enorme ventana que había al frente, la vista era asombrosa, en ese instante, sentí sus manos rodear mi cintura y todo se detuvo, giré para verla, acomodé el mechón de su cabello que se había colado en su mejilla.

- ¿Qué pasa?

- Es hermoso Bárbara.

- Bueno, creo que ahora tienes que cumplir tu promesa -me dijo.

- ¿Promesa? ¿Cuál?

- Tienes que decorarlo.

- Bárbara -me puse seria-, creo que tengo que pedirte una disculpa enorme, no lo sé tuve mucho miedo y lo sigo teniendo, creo que es demasiado, todo es demasiado a veces, pero tú haces que valga la pena.

- Macarena, necesito que ambas estemos conscientes de lo que estamos haciendo, quizás no salgamos y lo gritemos al mundo, pero si me gustaría sentir que tengo ese espacio en tu corazón.

- Lo tienes...

- Pero no lo he sentido así.

- Por eso es que tengo que disculparme -dije apenada-, lamento todo lo que has tenido que pasar, viajar hasta Argentina por nada.

- ¿Por nada? -me sonrío- Conocí a Santiago, a tu familia y aunque no todo fue increíble, para mí valió la pena.

- Nunca más Bárbara, lo prometo, nunca más volverás a sufrir no por mí. Aunque debo admitir que el tema de Ghassan me tiene un poco sofocada.

- Lo sé...

- No puedo seguir hablando si me vas a seguir viendo así -dije.

- ¿Así como?

- Lo vez ahí está, esa sonrisa.

- ¿Y qué harás al respecto? -me dijo coqueta.

- Besarte quizás.

Di un paso hacia ella, siento su respiración agitada chocar con mis poros, estamos a centímetros, escasos centímetros, siento sus labios apenas, los rozo y no puedo más, me acercó para saborear su sabor, saborear lo que me hace sentir y disfrutar de nuestros cuerpos temblando.

La puerta comienza a sonar...

Bárbara López.

No espero a nadie, ¿quién puede ser?, que además toca con tal desesperación, abro la puerta Mariana aparece, se ve agitada, algo desesperada, empuja la puerta, se mete y la cierra de golpe.

- ¿Estás bien? -la sujeto de la mano y siento su piel helada.

- ¡No! -grita mi hermana.

- ¿Qué pasa? -pregunto está vez alarmada.

- Acaban de asaltarme, venía cerca sobre la privada.

- ¿Qué? ¿Te hizo algo?

Macarena se acercó, casi olvido que ella estaba aquí.

- ¿Estás bien? -le pregunta al inclinarse.

- ¿Qué haces tú aquí? -dijo Mariana.

- Lo siento, yo solo.

- Mariana cálmate, dime ¿qué paso? -pregunto sujetándola por los brazos.

Prométeme una sola cosa..., no te vas a enamorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora