Capítulo 46.

3.2K 254 42
                                    

Macarena Achaga.

Siempre creí que Bárbara era bastante tímida, pero me encanta descubrir esa parte sensual de ella, así que para sorprenderla, creo que está vez, después de pensarlo tanto, decido que quiero hacerlo, quiero hacer las cosas sin pensarlo, quiero ser libre, al menos hoy, ya el tiempo dirá el mañana. Me metí a la ducha, puse a llenar la tina y deje caer un poco de líquido de dentro de, para hacer algo de burbujas, tomé las rosas que habían detrás y quite pétalo tras pétalo, sabía como seducirla, sabía que puntos de ella tocar, ¿cómo?, sencillo, es una de las cosas que tenemos a favor como mujeres, sé perfecto lo que me gusta, sé perfecto como me gusta y sé perfecto, que puedo ser delicada y un poco agresiva a la vez, la mezcla perfecta, no simulando ser un hombre, porque en definitiva, si me he fijado en ella es precisamente por ser diferente, ser como yo.

Tomé un poco de crema batida y la puse en partes específicas de mí, me desnude y me envolví en una bata de baño, justo a tiempo, cuando la puerta se abrió y ella apareció, luciendo ese hermoso bikini.

- ¿Todo bien?

- Dímelo tú –respondí y dejé caer la bata a mis pies.

Su mirada se perdió en mi cuerpo, se acercó a mí, me sujeto del cuello y comenzó a besarme, no perdió tiempo y se deslizo a mis pechos desnudos, para lamerlos, siento como mi entrepierna se enciende con su contacto, me inclino para despojarla de la parte superior del bikini, suspechos aparecen, me pierdo en ellos, sus pezones firmes me hacen querer poseerlos, tomo la crema que estaba a un costado y le pongo lo suficiente para que mi lengua se aborace de ellos, llevo mi mano a su entrepierna y me hundo, para sentir su humedad, deslizo mis dedos y siento la contracción de cada uno de sus músculos, seguido de un gemido, gemido que logra encenderme aún más, dos de mis dedos se pierden de ella y en cada movimiento ligero y veloz, sólo puedo deleitarme de sus gemidos, de sus movimientos, de la forma tan peculiar, en que el orgasmo se apodera de todo su cuerpo.

Conocer a tu pareja es ideal y fundamental, sé perfecto cuando el orgasmo va llegar, así que la veo entrecerrar sus ojos y aprisa me inclino, subo su pierna derecha sobre mi hombro y pruebo su sabor, sabor que yo he generado, apenas mi legua toca su sexo, Bárbara me aprieta contra ella, no me detengo y ahí está, el momento por el que me esmere.

Pero esto apenas comienza, la tomo de la mano apenas ella se recupera y la conduzco al sanitario.

- Macarena, está hermoso.

- Es para ti amor.

Caminamos entre los pétalos de rosas y nos hundimos en la tina, frente a frente. La tomo de las manos y me inclino para alcanzar sus labios. Siento algo debajo y levanto la vista, para toparme con su sonrisa traviesa, me dejo caer de espaldas y disfruto de la magia de los dedos de sus pies bajo el agua. ¡Maldición!

- Ven acá –dijo y mordió su labio.

Bárbara López.

Ella se recuesta sobre mí, lo que me parece perfecto, quito el cabello de su cuello y comienzo a besarla, sé cuánto la prende que yo haga eso, sumada a pequeños besos a lo largo de su espalda, llevo mi mano a su entrepierna, por el agua no logro sentir sus flujos, sin embargo sus gemidos son imposibles de silenciar.

Muerdo el lóbulo de su oreja, acaricio su entrepierna y doy pequeños besos a su cuello y una pequeña porción de su espalda, hundo mis dedos en ella y apenas lo hago arquea su espalda, la aferro contra mí, con mis piernas la hago abrirse un poco más y continuo, luego decido llevar mis dedos con su sabor a sus labios, acariciándolos lentamente para después hundirlos un poco más. No me detengo hasta que aprieta sus piernas contra mi brazo, señal de que lo he logrado.

Prométeme una sola cosa..., no te vas a enamorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora