Capítulo 60.

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Macarena Achaga.

¿Miedo?, claro que tengo miedo, pero las mejores cosas resultan del miedo. Sé lo que tengo que hacer y aunque no sé cómo lo tomen y eso me ponga realmente nerviosa, no dejaré de hacerlo, no dejaré de ser feliz por el que dirán, no dejaré de sonreír tomada de su mano, sólo porque la sociedad crea que eso no es normal. Porque para mí es simple, es ella, es ella con quien quiero estar y da igual si lo entienden o no, yo ya lo entendí.

Tomé el celular y comencé con mi idea, aún anonadada por todo lo que está sucediendo, es como cuando estás en un sueño, pero eres consciente de que es real, de que eso está sucediendo y de que te está sucediendo a ti.

Tomé el celular y capture la primera foto, sabiendo que eso volvería loco al fandom, porque si algo puedo asegurar es que tenemos a las mejores fans del mundo.

Tomé el celular y capture la primera foto, sabiendo que eso volvería loco al fandom, porque si algo puedo asegurar es que tenemos a las mejores fans del mundo

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- ¿Qué haces? - pregunto Bárbara acercándose a mí y rodeándome por detrás, con una copa con vino rosa.

- Iniciando esto.

- ¿Estás realmente segura?

- Claro que sí futura esposa -sonreí ampliamente. Espera déjame capturar esto.

Una lluvia de comentarios y reacciones se desataron, siento una sensación extraña en el estómago, no sé realmente como describirla, pero es una presión, sumada a náuseas y mareos repentinos

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Una lluvia de comentarios y reacciones se desataron, siento una sensación extraña en el estómago, no sé realmente como describirla, pero es una presión, sumada a náuseas y mareos repentinos. Siento que el suelo se mueve y que comienzo a flotar, pero Bárbara me detiene, ella es capaz de llevarme al cielo con un beso y devolver a la tierra con una palabra.

- ¿Qué está pasando? -pregunto Natalia curiosa, observe a Bárbara y luego sin más mi razón hizo las paces con el corazón.

- Lo que sucede es que Bárbara y yo estamos comprometidas.

- Es broma ¿no? -abrió la boca, Bárbara entrelazo sus dedos a los míos.

Todos se acercaron a nosotras, murmullos, sonrisas, brindis y demás..., la situación me pone tensa, pero ya no quiero sentir miedo, no puedo permitirme eso, no podría seguir ocultando un solo día más lo que soy y lo que quiero.

- Gracias por acercarse, supongo que serán las primeras en enterarse.

- Vamos Maca -grito Fer entre las chicas.

- Bueno, sé que los cuentos que nos narraban nuestros padres de pequeñas incluían siempre una historia feliz, con un príncipe y una bella princesa. Quiero contarles que al fin comienzo a escribir mi verdadero cuento, con una pequeña modificación -sonreí-, son dos princesas... -me incliné y siendo consciente de mis actos, besé a Bárbara.

- ¿Es real? -pregunto una pelirroja al fondo.

- Es tan real, como que está noche terminarás borracha -dijo Bárbara.

Todos comenzaron a reír, nos abrazaron y brindamos, nuestro primer brindis, nuestro primer encuentro con la realidad, con lo que puede pasar y va a pasar, porque cuando alguien está decidido a cambiar su mundo, no importa cuantos meteoritos reciba, siempre podrá soportarlos.

- Vamos a hacer esto.

- Es momento.

Tiré de ella y la llevé por un pequeño corredor, donde esperaba que nadie pudiera vernos, donde esperaba que solo se tratará de ella y de mí, de nosotras. La tomé por la cintura, contemple sus labios, sus ojos, su catira hermosa a juego con esa peluca en tono rosa, acaricie sus manos y subí por sus brazos, la sujete del cuello y me incliné para oler su fragancia, le di un pequeño beso que la hizo soltar un suspiro enorme, siento que mis poros se activan y es que con ella, cualquier muestra de cariño por muy pequeña que sea logra mover todo en mí.

Sus dedos se entrelazan con los míos, su nariz choca con la mía y nuestra respiración se sincroniza, la veo morder su labio y comienzo a moverme rozando mi nariz por su rostro, me inclino para besarla y luego me alejo dejándola con un beso al aire, de esos que solo provocan que te tomé del cabello y tiré de ti, de esos que activan el deseo en un abrir y cerrar de ojos.

Me sujeto y comenzó a besarme, como si fuese la última noche de nuestra vida, el último instante juntas, la última oportunidad de poder decirnos TE AMO.

Doy un paso hacia atrás y ella choca contra la pared, llevo sus manos sobre su cabeza y comienzo a recorrer su cuello con mi lengua, no puedo detenerme y por alguna razón, sabiendo que tenemos toda la vida para amarnos y hacer el amor, hoy y ahora mismo, no puedo detenerme, quiero despojarla de su ropa, quiero hacerla mía, quiero que seamos uno solo y que nuestra respiración se vaya al borde del precipicio, donde ella y yo solo dependamos de un movimiento, donde el orgasmo nos lleve al cielo y a lugares indescriptibles, donde el te amo quedé corto y los besos no sean suficientes, donde una caricia comience en mis labios y termine en mi entrepierna, donde aprovechemos el simple y maravilloso hecho de ser mujeres, de poder disfrutar uno tras otro los orgasmos, que los besos, las caricias y los movimientos nos hagan hacer, que los gemidos nos ensordezcan, que los huesos nos duelan de tanto movernos, que los labios se sequen de tanto besarnos y los ojos cansen de tanto apreciarnos.

Seguí besándola con tal desesperación, perdiendo mis manos sobre su cabello, acaricie sus pechos y me hundí en sus labios, no puedo detenerme y juro que de toda mi vida, está es la noche en la que no quiero detenerme, sólo quiero hacerle el amor, sólo quiero que esto dure para siempre, que nosotras seamos un POR SIEMPRE.

- ¿Interrumpo? -pregunto Fer a nuestras espaldas y sentí mis mejillas explotar, quizás por la pena, quizás por la temperatura elevada en mi cuerpo y quizás, porque quería matarla en ese momento.

- No wey como crees -dije secando mi frente.

- Lo siento, pero si no era yo la que aparecía, alguien más lo haría. Que pinche Christian y Anastasia ni que mamadas, yo tengo a Macarena y Bárbara, deberían pensar en hacer un libro de lujuria y pasión, yo si lo compro -reía a carcajadas.

- Que payasa wey -dijo Bárbara y salió de ahí.

Bárbara López.

El momento había llegado, nuestro momento y siento un escalofrío tremendo, sumando al hecho de que tengo la entrepierna totalmente húmeda. Vamos macarena, ni pienses por un solo instante, que esto se va quedar a medias, porque eso no va suceder.

Fer nos siguió, ambas le dimos nuestros celulares y la prueba de fuego estaba por iniciar, ¿cómo lo tomaría el mundo?, ¿los medios?, y aunque quiero disimularlo, sí, también me estresa el tema de mi familia, del que dirán y demás, pero vamos Bárbara, yo fui la que compro ese anillo, yo fui la que lo decidió y yo soy la que sueña cada maldita noche con amanecer a su lado, la que cuenta estrellas esperando verla en el firmamento y hoy, finalmente, puedo sentir ese día más cercano y esa sensación se siente cálida, tanto como sus brazos.

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¿Corto? ¡Sí! ¡Quizás un poco!, la buena noticia es que tengo mucha inspiración para quizás un capítulo doble hoy... gracias por todo el amor, creo que aunque es bastante corto, me encanto el resultado, en el tengo tantos sentimientos plasmados, lo curioso es que ha sido escrito cuando mis sentimientos eran un tanto contradictorios.

Un abrazo gigante y todo mi cariño.

Prométeme una sola cosa..., no te vas a enamorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora