Dalia Negra- One shots

66- Estrellas

La atención de Peter estaba dispersa. Si bien jamás fue un alumno ejemplar y con notas sobresalientes, siempre era participativo y responsable a la hora de hacer sus tareas o escuchar la clase, pero ese día, no podía apartar su mirada de aquello que más llamaba su atención.

Pese a las repetidas veces en las que su maestra pronunció su nombre, aquel niño de apenas 8 años no podía dejar de mirar hacia unos bancos que estaban más adelante del suyo.

Aún no había abierto su cuaderno, tampoco su estuche y mucho menos había visto a su maestra entrar, simplemente se quedó allí pensando durante largos minutos que llegaron a convertirse en horas.

-Peter.- habló su maestra. Podría haberla ignorado pero ella estaba a su lado, intentando llamar su atención.

-¿Sí?- curioso y atento ahora a la mayor.

-¿Quieres salir a hablar un momento? ¿Estás bien?- toda la clase tenía su vista sobre él. Eso lo incómodo, pero aún así no dijo nada.

-Ve a tomar un poco de agua y luego regresa.

Volvió su vista al otro banco, conectando su mirada con la de alguien más mientras intentaba obtener un mensaje siquiera, pero la maestra ya había tomado su mano, acompañando al niño a la entrada del salón.

Peter caminó por el pasillo de la escuela. Sus pensamientos no dejaban qué siquiera imagine un recorrido por el lugar. Sólo era él y sus ideas.

Una terrible noticia le había llegado en la mañana.

Al ver llegar a Michelle no corrió como lo hubiese hecho algunos años atrás, sólo sonrió como era de costumbre, sin embargo, ella no hizo lo mismo.

Ned y Flash principalmente fueron quienes lo llevaron hasta el patio del establecimiento ya que un grupo de niños estaba esperando allí para iniciar un pequeño juego de escondite. Algunas niñas habían ido también, aunque sólo se limitaban a hablar entre ellas y gritarle a los niños para luego simular no haberlo hecho. Peter no lo entendía.

Pero la situación cambió cuando no pudo localizar a su mejor amiga en la multitud. Usualmente, Michelle solía ir donde sus pocas amigas, pero esta no era la ocasión, ella no estaba allí.

Iniciada la hora de clases, notó a su amiga más silenciosa que de costumbre. Ella jamás era así; solía llegar y abrazar a Peter o incluso gritar en su oído sólo para que él se molestase y así iniciaran una nueva conversación. Pero eso no pasó, ella sólo lo ignoró.

Por su orgullo propio, no le dirigió una palabra siquiera, pero tampoco dejó de mirarla. Ella sólo miraba su hoja mientras jugaba con su lápiz.

Preocupado, dijo a su maestra que Michelle no se sentía bien. Jamás le gustó tener que acusar a sus compañeros, pero en verdad temía por su amiga al no saber porqué actuaba de esa manera. Ella miró a la mayor y negó ganándose una charla con la maestra. Peter pudo oírla decir "estoy bien", eso fue todo lo que oyó de ella hasta el receso.

Al sonar el timbre, Peter caminó junto a sus amigos hasta que una mano sobre su hombro llamó su atención. Giró sorprendido y avergonzado, Michelle estaba frente a él, pero eso no quitaba que 2 niños estuviesen hablando en medio de un pasillo con mil ojos sobre ellos.