77- Sangre

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-Peter Benjamin Parker. Sabes muy bien que una vez que una idea se mete a mi cabeza nada la saca. Nada.- explicó

-Insisto en que estás mal de la cabeza.

-Peter, no es tan difícil. Debes confiar en mi, se bien lo que hago.- explicó entrando al salón.

La situación era bastante confusa a ojos de los demás. Una chica de cabello largo y ondulado hablaba a su novio sobre sus planes de la tarde camino a su salón de clases

luego del receso.

Peter había comentado a su novia que esa tarde la tenía totalmente libre por lo que de inmediato propuso tener una cita. Ella aceptó, desde luego, sin embargo sus planes para esa cita eran diferentes.

Desde hacía días planeaba un acto que si bien tenía parte del consentimiento de sus padres, a su novio le parecía vandalismo puro.

Entraron al salón de clases situándose en blancos en los cuales Peter podía admirar la llamativa melena de la chica al sentarse tras ella, mientras que Michelle ocupaba un lugar que había sido escogido sólo por la cercanía que tenía a su amiga, quien ese día estaba ausente pero con la que solía hablar hasta hartarse.

-No se que tienes en mente pero no.

-¡¿Porqué no?! Si salimos de aquí a las 4, a las 6 podemos estar de regreso en mi casa. Para esa hora mi madre aún no habrá vuelto.

-Si, pero para cuando lo haga me matará.

-Peter, no hay nada que temer.- explicó despreocupada.

El chico soltó un suspiro cansado y asintió. Aun no estaba del todo complacido con la idea pero no tenía otra opción ¿verdad? Temía que la chica llamase a su amiga para concretar su plan y quizás ahí si podía acabar mal.

Inglés no era una clase difícil, nunca lo fue y la profesora a cargo de la hora curricular se encontraba prácticamente ausente de su propia clase, por lo que varios de sus alumnos hacían lo que querían. Claro que Peter y Michelle continuaron con sus actividades con normalidad, sin embargo el castaño ignoraba a su novia con el mayor grado de sutilidad que podía ofrecer.

-¿Puedes parar?

-¿Hmm?

-Peter... ¿Acaso no quieres mirarme?- rió.

-N~no es eso.

-Repitelo hasta que te lo creas.- murmuró volteando a ver al frente- Si necesitaban un lápiz sólo debías pedirlo. No hacía falta que me pasaras un papel.

-No quiero tú amabilidad.

-Entonces devuelveme lo que te presté.

-No quiero.- concluyó.

Michelle rió para luego voltear a verlo nuevamente.

-¿Porqué estás tan asustado? Tú no eres quien sufrirá.

-¿No soy? ¡VOY A PERFORAR TU OREJA!

-Ajam.

-¿Y si sale mal?

-Vamos al hospital para que me den algo y listo. Peter, no es algo difícil.

Dalia Negra- One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora