San Valentín, época del año con más amor en el aire que cualquier otra.
Para Peter, San Valentín jamás fue gran cosa, no más que otro día que pasaría frente a su computadora dado que no tenía acompañante para dichoso evento, pero en esta ocasión todo era diferente.
Sentía el día más cálido que de costumbre considerando la época del año y las bajas temperaturas diarias, las aves tenían un cantar más armonioso que nunca y las flores presentaban una belleza deslumbrante que no siempre solían traer.
Ese día despertó temprano gracias a una pequeña naricita húmeda que tocó su mejilla. Aunque había tenido un agitado día una horas atrás, agradeció que fuese el pequeño animal quien lo despertase. Sería un largo día y no quería estropearlo bajo ningún punto de vista.
Bajó a la cocina, preparó en desayuno y comió.
Si bien lo suyo jamás había sido la cocina, durante los últimos años había adquirido bastantes conocimientos, por lo que la variedad de comida sobre la mesa traía desde panes y mermeladas, hasta un delicioso puré de frutas, sin mencionar trozos de estas perfectamente cortados y además chocolates, que dejó por escrito que no era buena idea que desayunase eso tan temprano.
Por su parte, sólo comió dos tostadas y un poco de café. Con eso sería suficiente para las hartas horas que tenía por delante.
Revisó por última vez que todo estuviese en orden dentro del hogar y, luego de entrar al perro del patio ya que había salido para hacer sus necesidades, salió.
Con las llaves de su auto en mano y su billetera en la otra caminó por el garaje.
Movió algunas cosas que se cruzaban en su camino y controló que no quedase nada bajo este que pudiese hacer ruido.
Subió al automóvil y lo puso en marcha mientras miraba la puerta, rogando que no se abriese ya que podría arruinarlo todo.
Lentamente, condujo hacia atrás, hacia la calle, pero un fuerte sonido lo espantó.
Bajó del auto para poder ver que había pasado, esperando que no fuese una de las llantas porque eso le restaría tiempo. Agradeció y a la vez se maldijo al ver que lo que había pisado era un pequeño balón.
Quitó los trozos del juguete y subió al transporte. Con tanto ruido, lo más esperado era que ella hubiese despertado.
Salió de allí y condujo hacia el centro de la ciudad.
Caminó durante horas.
Nada estaba a su nivel, o más bien, a su gusto.
Su plan era regresar a casa antes del medio día, pero considerando su poco avance, decidió que lo mejor era seguir rondando las interminables calles de la ciudad. Si quería que todo fuese perfecto, debía hacer algunos sacrificios.
"Sin dolor, no hay ganancia" se dijo a si mismo mientras subía al auto luego de ver la hora en su reloj.
Recorrió cada negocio sin tener resultados positivos. Frustrado, subió nuevamente al auto con una bolsa, la cual no traía lo que buscaba pero aún así era importante.
Fue entonces cuando recordó su última opción. Ya había visto que ese negocio si tenía lo que buscaba, pero quedaba a algunas horas de allí.
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Dalia Negra- One shots
Fanficᴏɴᴇ-sʜᴏᴛs ʙᴀsᴀᴅᴏs ᴇɴ ʟᴀ ʜᴇʀᴍᴏsᴀ ʀᴇʟᴀᴄɪᴏ́ɴ ᴅᴇ ᴘᴇᴛᴇʀ ᴘᴀʀᴋᴇʀ ʏ ᴍɪᴄʜᴇʟʟᴇ ᴊᴏɴᴇs (ᴏ ᴄᴏᴍᴏ sᴜs ᴀᴍɪɢᴏs ʟᴀ ʟʟᴀᴍᴀɴ, ᴍᴊ). ᴇsᴛᴀ ɴᴏᴠᴇʟᴀ, ᴘᴜᴇᴅᴇ ᴄᴏɴᴛᴇɴᴇʀ ᴛᴀᴍʙɪᴇ́ɴ ᴏᴛʀᴀs ᴘᴀʀᴇᴊᴀs ᴄᴏᴍᴏ ᴘᴇᴘᴘᴇʀ ʏ ᴛᴏɴʏ ᴇ ɪɴᴄʟᴜsᴏ ɴᴇᴅ ʏ ʙᴇᴛᴛʏ. ¡ᴅɪsғʀᴜ́ᴛᴀʟᴏ! ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ 75% ᴍɪ́ᴀ. ɴᴏ ᴄᴏᴘɪᴀʀ (ᴇʟ...