57- Cuarentena

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Cómo cada día de esa semana, siendo este el quinto de la misma, Michelle despertaba por los rayos de sol que se atrevían a ingresar a su hogar esquivando la cortina que tenían delante.

-Debo conseguir una nueva.- susurró.

Odiaba despertar temprano por la mañana, pero más aún odiaba despertar antes de que su alarma sonara.

Miró su celular con desprecio, viendo que aún no pasaban de las 8:00 am.

Se levantó para dirigirse al baño sin molestar a quien dormía a su lado.

Acumulando agua en sus manos, lavó su rostro mientras reía. Otro día igual de aburrido que el anterior.

Sus padres viajaban con frecuencia estos días, pero debido a las noticias más recientes que abarcaban todos los noticieros del mundo, decidieron permanecer unos días en su último lugar de hospedaje.

Canadá era un lugar hermoso y los paisajes que Ottawa tenía no eran menos. Era como un lugar soñado.

Sin embargo, para ella que había tenido que darse allí, todo era diferente.

Salió del baño para dirigirse a la cocina.

Observó con gracia cómo el individuo que dormía sobre el sofá estaba a punto de caer. Con ambas manos y cabeza colgando del mismo.

Esquivó todos los lápices que habían quedado en el piso la noche anterior y luego caminó hasta, ahora si, la cocina.

Preparó algo para comer sola, ya que esperaba que nadie más despertara. Sería un día aún más largo si despertaban temprano.

Preparó algunas tostadas con diferentes mermeladas, todo acompañado de café.

Usualmente le hubiese gustado esa situación, pero era diferente.

Sentía que ahora no sólo tenía que temer por la salud de sus padres, sino también por quienes, por esos días, convivían con ella.

Caminó hasta la habitación, donde acomodó las sábanas abrigado bien a su compañía, recibiendo una cálida sonrisa en respuesta.

Tomó su computadora y regresó a la cocina, pero de camino pasó por la sala, acomodando al muchacho que de seguro despertarla en minutos y con un gran dolor en su espalda. Nuevamente, sostuvo en sus manos el aparato para luego irse.

Se sentó en una de las sillas y prendió el aparato con pereza.

Luego de dos horas, casi todo su informe estaba terminado. Sólo le faltaban algunos detalles, mínimos a decir verdad, pero tenía el tiempo suficiente como para terminarlo e incluso entregar todo antes de la fecha acordada.

-¿Estás despierta?- susurró Peter, adormilado como siempre, mientras estiraba su espalda.

-Si, necesito nuevas cortinas.- habló divertida.

El chico caminó hasta ella y besó su mejilla.

-¿Terminaste? Yo aún no lo inicié.

-No, pero estoy cerca.

-Me ayudarás a hacer el mío, ¿verdad?

Dalia Negra- One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora