34- Primer aniversario

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Peter y Michelle son personas que disfrutan de las cosas sencillas de la vida ante cualquier otra cosa.
Caminar, tomar un helado, descansar debajo de la sombra de un arbol e incluso permanecer en completo silencio ya que se encontraban inmersos en sus respectivas lecturas, era algo de todos los días, por lo que al estar cumpliendo un año juntos, el día debía ser simplemente, perfecto.

Peter era quien más se empeñaba en lograrlo, llevaba más de una semana organizando todo para el gran día.

-Amigo, creo que estás exagerando.- habló Ned al otro lado del teléfono.

-Yo creo que debería comprar más globos.

-¿Cuantos tienes?

-No lo sé, compre 5 bolsas de 100 globos y encontré unas especiales que traen 1000. De esas compré sólo 3.

-Peter, ¿es una broma?

-No. Tengo 3500 globos sumando las cantidades, pero hay que restarle los que están rotos, los que no estarán bien coloreados y los que tienen dibujos, porque siempre hay algún tonto que mezcla los contenidos con los globos de niños.

-Peter, creo que es...

-¡Poco!- interrumpió.

-Si, Peter, es poco. Compra uno de princesas y un número gigantesco.

-¡Es verdad! Llamaré a la tienda para reservar un número y letras para escribir "Te amo" en globos.

-Era sarcasmo.

-¿Qué?- dijo Peter confundido.

-Lo digo de verdad, será suficiente con lo que tienes hasta ahora.

-Ned, no es suficiente, pero estás cansado así que puedes ir a la cama. No voy a molestarte más con mis cosas.

-No te enfades ¿sí?

-No estoy enfadado. Hasta mañana amigo.

-Hasta mañana.- se despidió su mejor amigo.

Colgó la llamada y se vistió con su pijama para así poder irse a la cama.

Al día siguiente, despertó sobresaltado al recordar el sonido de su alarma y su posterior acción de apagarla con la excusa de dormir 5 minutos más.

Bajó a la cocina y notó que May ya no estaba, por lo que eso aseguró que iba más tarde de lo que creía.

Tomó un sándwich de la heladera y dejó en su mochila. Lo que no guardó allí fueron sus disparadores, los cuales usó para ir a la escuela más rápido ya que quedaba a una cuantas cuadras de su hogar.

Durante el camino, llenó su cabeza de pensamientos negativos sobre que diría el señor Stark si lo viera usando algo tan "peligroso" (no por el aparato ni por las telarañas, sino por no traer máscara) e irresponsable.

A una cuadra del establecimiento, guardó sus pertenencias en su bolso e ingresó a la escuela lo más rápido que pudo.

-Joven Parker.- llamó un profesor a sus espaldas.

Quejándose por lo bajo, Peter volteó a verlo.

-¿Qué sucede, profesor?

-Llegas tarde.

-Si, lo siento. De verdad, esto no volverá a pasar, yo...

-Peter, no estás entendiendo.- interrumpió- ya pasó del medio día. Tus compañeros y profesores se han ido.

Alarmado, miró a su profesor y luego buscó su teléfono.
Efectivamente, lo había olvidado sobre la mesa de la cocina.

-Parker, procure tener la cabeza pegada al cuerpo.- dijo el mayor regresando a su oficina.

Dalia Negra- One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora