74- Volar

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Una de las cosas que más atraía a las personas de Spider-Man era su telaraña. Los niños solían amar cómo el héroe se balanceaba en esta por la ciudad, siendo hasta peligroso ya que a oídos de Peter había llegado el rumor de que algunos pequeños lo habían intentado con cosas que tenían cerca.


Para Peter, si bien construir la telaraña había sido difícil, aprender a usarla fue aún peor y no negaría que acabó con varios raspones luego de las primeras veces.


≧◉◡◉≦


Peter caminó al edificio más alto que encontró y con esto se refería a la terraza del lugar donde vivía, el cual cumplía con su único requisito, ser alto.


A su alrededor había algunos otros edificios pero su objetivo era símplemente aprender a lanzarla sin problema, es decir, utilizarla cómo mecanismo de ataque o defensa.


Junto con algunas latas y botellas que halló allí arriba armó una especie de objeto en el cual probar su puntería, dejando una al frente y luego de dos hileras habían otras cinco latas. En el centro se encontraban cinco botellas dispuestas de a dos y tres respectivamente, y a unos metros habían otras dos botellas, una a cada lado.

Peter se posicionó al otro extremo del lugar. Ya sabía cómo usarlo, es decir, cómo disparar, pero la puntería era su problema más reciente.


Respiró profundo para poder manejar mejor su pulso y disparó. La telaraña paró a unos cuantos centímetros de las latas sin derribar ni una y las botellas parecían no haberse percatado del tiro ya que no estaba ni cerca de ellas.


Uno, dos y tres tiros fueron dados a continuación sin resultado positivo. Peter comenzaba a creer que no lo lograría o el aparato estaba descompuesto por lo que comenzó a golpearlo sin cuidado. En uno de los manotazos, tocó accidentalmente el botón que permitía la salida del compuesto. Creyendo que nada ocurriría, este al no impactar contra nada siguió su recorrido pero fue tal la potencia del aparato, que siendo incluso corta la telaraña, esta siguió su camino. Peter no notó nada de otro mundo salvo la velocidad y trayectoria, pero fue entonces cuando notó que esta no se rompía.


¡El aparato estaba unido a ella cómo si fuese uno y se estaba llevando a Peter junto!


El muchacho salió disparado hacia la dirección marcada por la red, pero jamás creyó que esta iba directo al edificio de enfrente.


Asustado, comenzó a tirar de la delicada cuerda intentando que esta se cortase pero al hacerlo acabó siendo expulsado hacia otro lado, chocando con las ramas de un arbol que para su suerte, sirvieron para amortiguar su drástica caída.


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El día de hoy sería una más difícil que la primera vez que lo intentó, ya que no sería para él la clase, sino para Michelle.

Dalia Negra- One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora