24-segunda temporada.

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Narra Niall:

*Ocho meses después*

En el equipo todos seguíamos vivos, estábamos bien de salud aunque cansados, teníamos uno que otro rasguño de las batallas al entrar a sacar gente de sus casas a la fuerza.

Esa noche, íbamos a hacer un ataque nocturno, entraríamos por la puerta de la ciudadela y coparíamos las casas más cercanas.
Al principio fue fácil, ya que entramos en silencio y logramos quitar a las familias de las primeras casas, pero luego, aparecieron los tanques de guerra que estaban de guardia y nos vieron. Llevabamos unas 16 familias con nosotros, y puesto que cada familia tenía más de 4 hijos así que eramos muchos.

-¡Retirada!- grité y cada militar dirigió a las familias hacia el desierto pero de la zona de afuera, salieron otros hombres y dos tanques que estaban estacionados; fue ahí cuando comenzó el tiroteo- ¡Corran! ¡Corran! ¡Corran!- le gritaba yo a las familias, quedándome al tanto de que corran en manada, cuando, a lo lejos, vi una luz que se encendió; una bomba que explotó algo cerca mientras que el sonido de las metralladoras seguían sonando.

-¡Mierda!- se escuchaba la voz de alguna persona; comenzaron a darles a ellos así que, los obligué a correr más, mientras mis hombres iban detrás, disparando de espalda. A esa hora de la noche, solo se veían las estrellas, la arena, la ciudad a lo lejos y las luces de las armas.
Una vez que estábamos lo suficiente lejos, acabaron los tiroteos y seguimos caminando para llegar al pueblo más cercano, pero, cuando la ciudad aún seguía a la vista, vimos unos aviones que pasaron sobre nosotros.

-¿papá?- preguntó un niño- ¿Volveremos a ver al abuelo?- preguntó a su padre que lo cargaba en la espalda. En eso, se ve al horizonte una enorme luz, que iluminó todo por unos segundos, luego otra, y otra, y otra...

-No lo sé- dijo el padre al niño y yo cerré mis ojos, escuchando como esas bombas acababan con la ciudad.

Caminamos un poco más, hasta que llegó el amanecer, así que, nos detuvimos a descansar antes de que salga el sol ya que sería difícil movernos con el sol. Sobre todo para la gente, Teníamos ancianos, niños y niñas, adolescentes y adultos cargando bebés.

Luego, volvimos a levantarnos y yo vi que, había un señor anciano con una niña que aparentaba tener unos 5 años.

-Vamos abuelo- le decía la niña que estaba sentada en el suelo- Debemos seguir.

-¿Sucede algo?- pregunté con ametralladora en mis dos manos.

-Estoy muy cansado- dijo el anciano y yo miré al resto del grupo. Quité de mi chaleco una petaca de agua y le di un poco al hombre y a la niña- Ella es paralitica- señaló a la niña- Yo la estaba cuidando mientras sus padres hacían las compras de navidad- dijo el hombre y enseguida, sentí que mi corazón se partía al medio- No puedo cargarla más- dijo mirándome con una gran barba blanca.

-¿Cómo te llamas?- le pregunté a la niña.

-Katia- dijo tiernamente y le sonreí; llevaba dos trenzas a dos lados de su cabeza con su moreno tono de piel.

-Lindo nombre...- dije sonriéndole.

-Eres lindo- dijo con una sonrisa de vergüenza y solté una carcajada.

-¿Quieres que te lleve?- pregunté y asintió. Simplemente, su abuelo me ayudó a cargarla en mi cuello y luego ayudé al anciano.

-Dios te bendiga hijo- dijo y lo ayudé a levantarse.

-¡Sigamos caminando!- grité y todos se levantaron.

-gritas muy lindo- dijo la niña y reí ante su comentario.

Mil y una estrellas (N.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora