Capítulo 3: Miedo

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Ese día apenas comí, no podia dejar de pensar en la caza de esa tarde. Después de comer iba a ir a mi cuarto pero Fernando me detuvo llamandome, yo me giré y él se me acercó sonriendo. -¿A donde ibas?- El resto de mi familia ya se habia ido, solo estabamos él y yo allí. Tragué saliva y le seguí hasta la habitación de las armas. Ambos cogimos un arco y fuimos al establo. -¿Que caballo me dejas usar?- Yo no quería dejarle ninguno de los mios, pero aun asi no podia negarme asi que elegí uno al azar. Yo cogí otro caballo y salimos hacia el bosque que estaba cerca del castillo. -Si me matas... Deja que Anna se quedé a Fortuna, por favor- Fernando me miró sin entender nada y siguió observando si habia alguna presa. De repente, una sonrisa apareció en su cara, habia visto algo, él comenzó a apuntar y gracias a eso pude ver donde estaba la presa y adelantarme, si me iba a matar al menos no cazaría hoy. Pensé que se enfadaría o gritaría pero simplemente comenzó a reirse y siguio trotando. -¿En este bosque hay lobos?- ¿Acaso iba a matarme y darme de comer a los lobos? Yo negué con la cabeza y volví a centrarme en la caza, era por diversión asi que ibamos dejando las presas muertas por él suelo. A veces las recogiamos pero me daba mucha pereza bajarme del caballo todo el tiempo, y en eso estaba yo pensando mientras el prometido de mi hermana iba a matarme. De repente él vio una presa, no dijo nada y simplemente disparó. Yo le miraba de arriba a abajo, habia algo en él que simplemente me desconcertaba pero no estaba seguro de que era... Anna tenia razón era bastante guapo, tenía los musculos de los brazos bastante definidos y su pelo era el más negro que yo habia visto nunca. -Debiste haber traido a Anna, disparar es sexy- Ni siquiera se porque hice ese comentario inapropiado pero no pareció molestarle, más bien se río. -Oye, trataré bien a tu hermana, a mi también me obligan a casarme... Y te prometo que no haremos nada que ella no quiera- Yo asentí ya más tranquilo y seguí con la caza, de repente, no se que le ocurrió al caballo que se levantó sobre dos patas y comenzó a moverse asustado. Yo caí sobre el suelo llevandome un golpe bastante doloroso. Todo el cuerpo me dolía pero en ese momento solo me preocupaba que el caballo no me pisase, que era lo que en ocasiones ocurría. Pero por suerte el caballo dejo de moverse, no podia ni levantarme pero creo que Fernando lo agarró. Después de unos minutos él se acercó a mi y se me quedo mirando en silencio. -Dime que no estas muerto, mi prometida me matará si mueres- Yo tragué saliva y sonreí para después susurrar a su oido.
-¿Crees que podrás librarte de mi por culpa de un caballo Fernandito?- Fernando sonrió y me ayudó a levantarme, al parecer él habia atado nuestros caballos a un arbol. Yo me quedé sentado en el suelo ya que el cuerpo me seguía doliendo, sobretodo la espalda pero podia moverme y no habia sangre, y eso era bueno. Fernando se sentó a mi lado y comenzó a mirarme en silencio. -¿Que miras?- Él pareció sorprendido ante la pregunta pero enseguida sonrió y nego con la cabeza. -No miro nada- Yo asentí con la cabeza y me tumbe en la hierba manchandome toda la ropa, el suelo estaba humedo pero mi espalda dolia lo suficiente como para no importarme.
Fernando me miró muy sorprendido y casi parecía asustado. -Te vas a llenar de barro y eso es muy asqueroso- Yo sonreí sentandome y abracé a Fernando obligandolo a tumbarse conmigo mientras él gritaba y se retorcía. Una vez le deje tumbado en el suelo tape su boca y me acerqué a él para susurrar. -Estas muy manchado de barro eh- Él se separó de mi y me miró triste mientras miraba su ropa ligeramente manchada. Yo ya me habia olvidado del dolor asi que me levanté y me acerqué a mi caballo para soltarlo del arbol, Fernando seguía mirando su ropa sin decir nada asi que tuve que sacarle del trance. -Anna te estará esperando- Él asintió con la cabeza y se levantó para ir a por el caballo que él estaba utilizando y soltarlo del arbol también. Peino su pelo con su mano ligeramente y suspiro. -Si tu hermana me ve asi de asqueroso, no se casa conmigo eh- Yo deje los ojos en blanco para luego reirme, no habia conocido a alguien tan exagerado en toda mi vida. Emprendimos camino y en no mucho tiempo ya estabamos en el castillo, al llegar Fernando se fue a bañar y yo simplemente me cambié de ropa. Después de ponerme algo limpio cogí a Fortuna y fui con ella al comedor real para la cena. Todos estaban ya allí menos Fernando, que al llegar y ver que Fortuna estaba en el suelo comiendo se quedo quieto y bastante palido.
-Hijo, llevate a la perra a otro lado- Ignore a mi padre porque no podia quitar la vista de Fernando, estaba con el pelo mojado y lleno de miedo, era casi divertido verlo asi. No tenía problema en atar a Fortuna o en dejarla un rato en el jardín pero debía pedirmelo él, no mi padre. -Hijo... Por favor- Mi madre era esta vez la que habia hablado, pero tampoco me valía. Yo seguía esperando a que lo hiciera Fernando, por alguna razón cuando estábamos solos parecía otra persona, delante de todos parecia que le daba miedo hablarme. Pensé que no diría nada nunca hasta que por fin él habló. -Mateo...- Esperaba que continuase pero no lo hizo, toda mi familia me presionaba para que me llevase a la perra pero yo solo esperaba a que él lo hiciese. -¿Si?- Pregunte sonriendo, él parecía demasiado agobiado y sin saber que decir, solo miraba a Fortuna en silencio viendo como deboraba aquel trozo de carne. -Ya estoy harto- Mi padre se levantó y agarró a Fortuna del pescuezo y se la llevo. Yo miré decepcionado a Fernando por no haber logrado decirme nada delante de mi padre y luego seguí a mi padre para ver que ocurría con Fortuna...

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