Capítulo 64: ¿Niño o niña?

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Al llegar al castillo tuve que separar nuestras manos pues un guardia lo llevó en brazos a una habitación. Yo fui corriendo detrás igual que Anna y mi suegro los que, mientras Fer era atendido por los medicos, se ponían las botas comiendo y bebiendo para recuperar fuerzas. Yo lloraba en la puerta de la habitación en la que Fer estaba, el pasillo estaba desierto o al menos lo estuvo durante unos minutos hasta que mi padre vino y se sentó a mi lado.
-Me alegro de que hayas vuelto, y de que los hayas traído a todos a salvo... Supongo que te subestime, serás un gran rey- Dijo acariciando mi pelo, yo simplemente comencé a llorar más al oírlo y doble mis rodillas escondiendo mi cabeza entre estas y mi pecho. -No los he traído a todos a salvo, a todos no- Pude oír como mi padre suspiraba y permanecía en silencio unos segundos pues sabía que yo tenía razón. -Mateo, no te tortures... Según cuentan ya estaba casi muerto cuando llegaste... Al menos le has brindado servicio médico y has estado con él en sus últimos momentos- Yo limpie mis lagrimas y mire a mi padre con los ojos aún rojos e hinchados, me sentía horriblemente mal y no podia hacer nada. -¿Que debo hacer para que se cure? ¿Debo rezar? ¿Debo arrepentirme de lo que siento? Porque lo haré si eso lo salva- Mi padre colocó su mano en mi mejilla y mirandome a los ojos nego con la cabeza. -¿Sabes lo que debes hacer? Debes entrar en la habitación y esperar a que se cure, pero si no lo hace, debes agarrar su mano bien fuerte y susurrarle lo mucho que lo amaste... Para después marcharte y dejarlo ir...- Dijo para finalmente levantarse y entrar en la habitación, yo entre detrás suyo y hay estaba Fernando. Ya no estaba incosciente del todo pero tampoco muy despierto, solo se movía ligeramente en la cama haciendo quejidos de dolor y sufrimiento.
-Parece que ha reaccionado al darle agua, pero debe beber y comer ahora que está consciente, y no quiere- Dijo uno de los doctores, mi padre me miró sonriendo ligeramente y luego miro a los doctores. -Retirense, yo les avisaré cuando sea necesario- Los doctores se fueron y mi padre se acercó a mi para susurrar. -Si tú no lo consigues, nadie en el mundo podrá hacerlo...- Dijo mi padre para irse. Yo suspire acercándome a Fer, quien con los ojos cerrados y casi incosciente emitía sonidos de dolor.
Yo me senté a su lado y acaricie su pelo con cuidado. -¿Sabes quien soy?- Pregunté, él siguió quejándose del dolor hasta que se me ocurrió una forma de que me lo comunicará. -Aprieta mi mano una vez para el si, y dos para el no- Uni mi mano con la suya y volví a preguntar con miedo a la respuesta. -¿Sabes quien soy?- Enseguida al preguntar note un firme apretón de manos, aunque Fernando ahora solo fuera capaz de emitir quejidos y moverse con dificultad tal vez podría comunicarse conmigo. -Se que no quieres, pero debes beber y comer algo... Debes esforzarte en hacerlo- Él no apretó mi mano, aunque claro, no le habia echo ninguna pregunta así que era normal. Simplemente siguió retorciéndose de dolor en la cama. Así no podia comer ni beber, era evidente, así que simplemente moje un pañuelo con agua y comencé a pasárselo por la frente y la cara. Cosa que pareció calmarlo.
Después de hacerlo durante minutos Fernando abrió los ojos, pestañeó un par de veces y luego sonrió con dificultad. -Principito...- En ese momento unas lágrimas salieron de mi rostro por la presión del momento, pero no podia relajarme. -Fer, no te esfuerces amor, ahora necesito que bebas y comas- Fernando aún seguia muy palido y parecia mareado, con cuidado lo ayude a sentarse en la cama con la espalda apoyada en el cabecero y le acerque agua y comida.
Estaba tan débil que fui yo quien tuve que acercarselo a la boca, apenas comía pero poco a poco iba recuperando las fuerzas y el color de su piel. Hasta que ya pudo comer por su propia cuenta. -Gracias- Susurró sin mirarme mientras seguía comiendo, yo le di un beso en la mejilla y susurre aprovechando que estaba cerca de su oído. -No vuelvas a hacerme esto, estoy harto de pensar que vas a morir...- Sabia que no era su culpa pero odiaba el miedo de pensar que Fer iba a morir. Él dio un último bocado y dejó la comida en la bandeja para mirarme.
-Ahora que he comido y bebido creo que me vendría bien dormir, ¿y qué mejor que en tu pecho?- Yo sonrei y me tumbe dejándolo dormir en mi pecho pues en el fondo me encantaba que lo hiciera. Una vez que se quedo dormido yo iba a dormirme también pero mi padre entró, al ver a Fer en mi pecho decidió que sería mejor susurrar. -¿Que tal?- Yo sonrei mirando a Fer y susurre aún más bajo pues yo estaba más cerca de Fernando.
-Bien... Ha comido y ha bebido y ahora esta descansando, ya ha despertado del todo... Y no se como sentirme al respecto- Mi padre sonrió al oir lo primero pero me miro extrañado por mi última frase. -¿A que te refieres?- Yo suspire y le di un beso en la mejilla a Fernando, pues sentía que debia aprovechar para darle todos los besos y abrazos del mundo. -Después de cada hola viene un adiós, después de cada beso viene una pelea... Cada vez que dejas entrar a alguien en tu vida, esa persona puede hacerte daño... Y eso nunca me dio miedo, pero ahora si. Con Fernando si. Él me hace tan vulnerable que me da miedo, porque amar no es malo, pero el problema es que lo amo tanto que sé... Que o logramos que esto funcione, o no tendré nunca un amor así de bonito- Mi padre sonrió mirandonos y nego con la cabeza mientras miraba reflexivo el suelo.
-La gente te puede hacer daño, les dejes entrar en tu vida o no... Pero la diferencia es que si Fernando te hace daño, al menos tendrás muchos momentos juntos que te hicieron feliz. Él tal vez te ha echo llorar algunas veces, pero apuesto a que también te ha echo reír... No se... Simplemente ignora ese miedo a que te haga daño. Ahora que está vivo aprovecha para besarlo, para tocarlo, para abrazarlo, para demostrarle lo mucho que lo amas... Porque algún día dejará de estar vivo... Casi muere dos veces en apenas tiempo, Fernando tiene los días contados con ese medio hermano por ahí suelto... Y cuando Fernsndo muera te va a doler, pero mejor que te duela por lo que fue... Y no por lo que pudo ser- Al decir eso mi padre Fer comenzó a despertarse, por el ruido supongo, mi padre al verlo se fue enseguida y yo solo abracé a Fer de nuevo.
-Te amo Mateo...- Susurro abrazandome y dandome un beso en la mejilla, yo le abracé con más fuerza aún y sonrei emocionado, aunque confundido por las palabras de mi padre. -Fer, ¿te casarías conmigo?- Pregunte mirando al techo, él escondió su cabeza entre mi cuello y sonrio dandome una pequeña mordida en mi cuello. -Sigo mareado así que no pienso con claridad, somos hombres y yo estoy casado... No podríamos casarnos nunca- Yo ya sabia eso, pero no se, quería casarme con él...
Aún así es verdad que habia sido muy espontáneo así de golpe, debia esperar a que Fer estuviera en condiciones de hablarlo pues ahora al menos decía una frase y se movía un poco, pero era evidente que seguía mal. -Aun así, si se pudiera, me casaría contigo... Eso si, si se pudiera tener hijos entre hombres te quedarías embarazado tú, el parto tiene pinta de doler...- Yo sonrei ante ese comentario y acaricie mi abdomen como si estuviera embarazado, Fer lo noto e hizo lo mismo colocando su mano encima de la mía.
-¿Niño o niña?- Yo sonrei y susurre. -Mientras no salga sodomita me da igual-Fernando acaricio lentamente mi abdomen mientras soltaba una pequeña risa y luego volvio a intentar dormir con su mano puesta en mi abdomen. -Eres consciente de que no hay bebé, ¿cierto?- Dije extrañado de que no quitara la mano, Fernando sonrió y me miró a los ojos para susurrar. -Tu eres mi bebe- Yo le di un beso en la mejilla después de ese comentario tan adorable y deje que durmiera, pues lo necesitaba. Eso si, en todo el tiempo que durmió no quito su mano de mi abdomen ni un segundo...

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