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Estaba en mi habitación con los auriculares puestos mientras escuchaba una de mis canciones favoritas.

Me quité los auriculares al escuchar una especie de motor. Bajé a la cocina y miré por la ventana para ver de que se trataba.

Mi padre estaba cortando el césped en la parte delantera de la casa. Sonreí al verle sonriendo mientras cortaba el césped.

Me dirigí a la nevera y saqué algo de carne para cocinarla. Le quité el envoltorio de plástico, saqué una sartén y una vez la carne estaba lista cogí dos platos y puse un trozo de carne en mi plato y en el de mi padre dos.

Él trabajaba mucho y necesitaba comer más que yo para tener energía.

Abrí la puerta de la casa y me asomé por esta.

-Papá, la comida ya está lista-

Lo bueno de nuestra calle era que siempre había silencio al no ser que pasara un coche por la carretera. Solía estar muy tranquila y eso me encantaba, además de que no tenía que gritar para que mi padre me escuchara mientras cortaba el césped en la otra punta del jardín.

-Enseguida voy cariño. Vete sentandote en la mesa mientras yo guardo esta vieja chatarra-

Sonreí ante su respuesta. Era verdad que el corta césped era muy antigüo pero hacía su trabajo y eso era lo que importaba.

-Está bien papá, no tardes mucho si no la carne se te va a enfriar-

Le sonreí y entré a casa sentandome en frente de mi plato. Unos minutos después mi padre entró a la cocina.

-Papá, limpiate las manos para comer-

Me miró con una sonrisa y se fue a lavar las manos, una vez de vuelta se sentó en frente mío.

-Hija, ¿qué tal van las clases?-

Le miré mientras masticaba un trozo de carne.

-Lo hago lo mejor que puedo pero voy a suspender tecnología. Te lo digo para cuando veas mis notas no te sorprendas-

-Seguro que apruebas todas las asignaturas, los dos primeros trimestres los hiciste muy bien. Te dará la media si en el tercer trimestre suspendes tecnología-

Sonreí y seguimos comiendo. Una vez terminamos puse los trastes en el lavavajillas y fui a la entrada para despedirme de mi padre.

-Buena suerte en el trabajo papá-

Le di un fuerte abrazo y él correspondió.

-Recuerda, no abras la puerta a nadie y no salgas al jardín delantero. Si alguien llama al teléfono de casa déjalo sonar-

-Lo sé papá, no te preocupes, llevo muchos años sabiendo esas reglas, no me pasará nada-

Nos separamos del abrazo y nos sonreímos.

-Llegaré sobre las ocho y media, no hace falta que me esperes despierta-

-En ese caso nada más entres a casa me encontrarás en frente tuyo y te daré un fuerte abrazo-

Nos reímos y nos despedimos de nuevo.
Una vez mi padre se fue, cerré la puerta con llave y subí a mi habitación. Me puse los auriculares y después de un rato me quedé dormida.

Me desperté alterada al escuchar un sonido demasiado fuerte. Me quité los auriculares, me puse las zapatillas de andar por casa y miré el reloj que había en la mesilla. Eran las 8:35, mi padre ya habría llegado a casa, bajé corriendo las escaleras esperando ver a mi padre en la cocina cenando.

No había nadie.

Me asomé a la ventana, todo estaba muy oscuro, no habría alcanzado a ver nada si no fuera por las luces de un coche. Había ocurrido un accidente en frente de la casa de mi vecino de la izquierda.

Me fijé más al no saber que era lo que había pasado, los vecinos estaban al lado del coche y parecían aterrorizados.

Cogí una chamarra larga, salí de casa y me acerqué a la casa de mi vecino. Me hice paso entre la gente y fijé mi vista en el cuerpo que estaba ensangrentado en el suelo.

Mis ojos se cristalizaron al ver de quien se trataba. Me lancé a él y puse su cabeza en mi pierna derecha. Con las manos temblorosas y mis lágrimas saliendo como balas de mis ojos toqué la cara de aquel hombre que me cuidó desde que nací.

-Te vas a poner bien papá. Te vas a poner bien.
Un médico por favor, !llamen a una ambulancia!-

Dije gritando a pesar de que sabía que mi padre no volvería a vivir.
Alguien me sujetó de los brazos e intentó alejarme del cuerpo.
Me solté de su agarre y me acerqué a mi padre de nuevo. Puse mis manos en sus mejillas y le miré.

-Por favor, no me hagas esto, eres lo único que me queda-

Apoyé mi cabeza en su pecho y agarré fuerte su chaqueta.

-Por favor, no te vayas-

Aquello no podía estar pasando, hacía tan solo unas horas estábamos comiendo los dos juntos y desde aquel momento no lo volveríamos a hacer jamás.

Unos minutos después llegó la policía e hicieron que me quedara en el coche patrulla.
Una agente de policía se quedó conmigo, yo estaba sentada en el asiento de copiloto mientras la puerta estaba abierta y la agente estaba en cuclillas en frente mío fuera del coche.

Me dieron una manta para que no tuviera frío. Yo seguía sin poder creerme lo que estaba ocurriendo. A mi mente le costaba procesar toda la información.

Todo había sucedido demasiado rápido. Me quedé huérfana y sin nadie de un segundo a otro.

му ωαуDonde viven las historias. Descúbrelo ahora