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Después de comer las señoras Huang se fueron a dormir ya que habían tenido un día largo en el trabajo.

Renjun se encontraba en el salón viendo la televisión y yo me encontraba en un sillón del salón pensando en por qué Renjun se apartó de mí.

Le miré admirando su perfil izquierdo.

No encontraba ninguna razón por la que se alejó.

Me levanté del sillón llamando la atención de Renjun y me senté a su lado.

Este me miró confundido.

-¿Por qué te alejaste de mí cuando estábamos en tu habitación?- tal vez fuí demasiado directa.

Pero realmente tenía curiosidad.

Renjun apartó la mirada y apagó la televisión.

-Me prometí a mí mismo no volver a besarnos hasta que fuéramos pareja- soltó una risilla irónica -No quiero volver a dañarme como la última vez-

Aquello dolió. No sabía que Renjun pensara de ese modo. Y todo era culpa mía. Por ser tan idiota y hacer las cosas sin pensar.

Ese era el momento en el que le diría todo lo que sentía por él.

-Renjun, de verdad que me encantas- dije y este me miró -Sé que e sido una idiota por haberme dado cuenta de mis sentimientos hace poco, pero lo que te dije en la discoteca era totalmente cierto- dije y ví como los ojos de Renjun brillaban.

Me acerqué más a él y junté nuestras manos.

-Te amo, y espero que me perdones por haberte hecho sufrir tanto estos años- dije con la voz entrecortada.

Renjun me abrazó y correspondí su abrazo.

-Yo también te amo-

Le abracé más fuerte y unos minutos después nos alejamos un poco. Nos miramos a los ojos con una gran sonrisa en nuestros rostros.

Fue cuando pregunté lo que llevaba esperando hacía unas semanas.

-Huang Renjun, ¿me harías el honor de ser mi novio?- ví como Renjun se sorprendió.

-Sí, y mil veces sí- dijo y nos volvimos a abrazar.

Al fin los dos íbamos a ser felices.

Nunca jamás iba a ser tan idiota con él. Iba a cuidarlo y tratarlo de la manera que realmente se merecía.

Iba a amarle hasta el fin de mis días.