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Al llegar a casa y dejar la mochila en la entrada pude escuchar susurros que provenían del salón.

-Mamá, Irish ya a llegado a casa. No quiero que te metas con ella ni digas nada fuera de contexto. Si lo haces no te dejaré pisar esta casa hasta que recapacites-

Bien, mi abuela estaba siendo forzada a aceptarme. Yo quería que me aceptara, pero no siendo obligada a ello.

Entré al salón y las saludé.

-Ya he llegado- dije sonriendo falsamente esperando a que no se dieran cuenta de ello.

-Buenas tarde, hija. La comida estará lista en unos minutos- dijo mi madre yendo a la cocina donde al parecer también se encontraban mi padre y abuelo.

Nos dejó solas a mi abuela y a mí. Solas.

-Yo... Será mejor que vaya a cambiarme de ropa- dije inventandome una excusa para no estar a solas con ella.

-Quédate, quiero hablar contigo- dijo mi abuela aún sentada en el sofá. La miré.

-Por favor, no hagas eso- me miró confundida.

-¿Hacer el qué?-

-¿Realmente quieres hablar conmigo o es porque te han obligado a hacerlo?- suspiré -Si me disculpas, me voy a cambiar-

Tal vez no estaba haciendo bien al pasar de mi abuela de ese modo. Pero no quería crear más problemas.

Subí a mi habitación y me cambié de ropa, me puse una camiseta de manga larga y unos vaqueros largos.

Al bajar pude verles a Renjun y las señoras Huang en el salón. Me sorprendí al verles allí de nuevo. Sonreí y bajé corriendo a saludarles.

-No sabía que vendríais a comer- dije haciendo una pequeña reverencia en forma de saludo.

-Oh, no hace falta que hagas reverencia, Irish. Al fin y al cabo ya nos conocemos- dijo la señora Xuanyi.

-Oh, claro- las señoras Huang entraron a la cocina, saludaron a todos y se sentaron alrededor se la mesa.

Le miré a Renjun, quien aún estaba en el salón, conmigo. Él me estaba mirando y cuando hicimos contacto visual miró hacia otro lado. Me pareció... Tierno. Sí, él era muy tierno.

-Ya, mírame, ni que te fuera a comer- dije riéndome. Él me miró y sonrió.

-Mis madres y yo nos volveremos a quedar aquí a dormir. Ya les hemos preguntado a tu madre y padre. No te importa ¿verdad?-

-¿Importarme? Estoy muy feliz de que os quedéis a dormir aquí de nuevo- dije aún sonriendo.

Mi abuelo y abuela se irían después de comer. Por lo que mi padre cambiaría las sabanas de la habitación en la que durmieron mi abuelo y abuela para que las señoras Huang pudieran dormir ahí.

Renjun dormiría de nuevo conmigo. Estaba muy feliz. Podría hablar tranquilamente con Renjun sobre todo lo que me estaba sucediendo.

En el Orfanato siempre me ayudaba en todo. Y le agradecía por ello. Era un gran amigo, desde luego.

Mi abuelo nos llamó para que fuéramos a comer. Renjun y yo fuimos. Al pasar por la entrada pude ver otra mochila al lado de la mía. Era de Renjun. Por un momento se me olvidó que el día siguiente iba a ser Miércoles.

Un día algo extraño para que las señoras Huang y Renjun decidieran quedarse a dormir en nuestra casa. Pero no le dí demasiadas vueltas. Al fin y al cabo se quedarían a dormir con nosotros. De nuevo.