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Una semana después, el jueves para ser exacta, me encontraba yendo en coche a conocer a mi ahora abuelo y abuela.
Estaba muy nerviosa y me sudaban las manos como nunca antes.

-Hija, ¿estás bien?- Dijo el señor Park.

-Sí, solo algo nerviosa. ¿Y si no les caigo bien?- Dije poniéndome más nerviosa al pensar aquello.

-Tranquila cariño, les caerás genial- Dijo la señora Park mientras conducía.

-Eso espero- Dije para mí misma.

-Ya verás, la abuela hace unos pasteles riquísimos. Te van a encantar Irish- Dijo Jisung emocionado.

Aunque mi ahora padre y madre me dijeran que todo iba a salir bien y que me recibirían con los brazos abiertos, mis pocas esperanzas de que me aceptaran desaparecieron nada más decirles que tenían una nueva nieta de casi quince años.

-No, no y mil veces no. Ella no es mi nieta, es la nieta de otras personas. No entiendo como se os a podido pasar por la cabeza la idea de adoptar-

Mi ahora madre y padre se encontraban discutiendo con la madre de la señora Park. El señor Park estaba de acuerdo con la adopción y estaba intentando convencer a su esposa de que yo también era su familia.

Jisung y yo nos encontrábamos jugando en la habitación en la que se quedaba a dormir cuando venían de visita.

-Mira Irish, voy a llegar a la luna en este cohete- Dijo moviendo el juguete que tenía en su mano.

-No si el enemigo te detiene antes- Dije moviendo otro juguete hacia el cohete.

Estuvimos jugando durante un rato y después nos quedamos dormidos en la cama abrazados el uno al otro. Jisung era un niño fantástico, tenía una gran imaginación y agradecía de todo corazón el haberme recibido y tratado tan bien.

El sonido de la puerta abriéndose me despertó, era mi madre.

-Lo siento hija. Estaba intentando hacer el menor ruido posible- Dijo disculpándose.

-No pasa nada mamá- Sí, la llamé mamá y ni siquiera me dí cuenta hasta que ví la cara de sorpresa de la señora Park. Después me sonrió.

-Nos iremos en cuanto Jisung se despierte- Dijo sentándose en la cama.

Miré a Jisung y le quité un mechón de pelo de la cara.

-La abuela no me quiere ¿verdad?-

-Mi madre es algo así como, especial. Ella tiene su propia manera de pensar. Le cuesta aceptar que no seáis familia de sangre. Solo hay que darle su tiempo-

-¿Cuanto tiempo?-

Mi ahora abuela no me quería y mi familia estaba discutiendo por mi culpa.

Siempre que creía que mi vida estaba mejorando, el universo me recordaba que no todo era como pensaba.