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Las señoras Huang llegaron a casa. A pesar de que Renjun tenía suficiente dinero como para comprarse una casa de hasta tres pisos, él prefería vivir con sus madres.

Esa era una de las cosas por las que amaba demasiado a Renjun. Siempre buscaba tiempo para estar con su familia.

-Irish, ¿te encuentras mejor? Ayer llegaste hecha un desastre- dijo la señora Xuanyi.

-Parecías un zombie- dijo la señora Mei-qi.

Solté una risa al escuchar aquello.

-Sí, creo que ayer me pasé con la bebida- dije sentada en el sofá junto a las señoras Huang.

-¿Sabes? Renjun nos insistió en que te quedaras aquí a dormir- dijo la señora Xuanyi.

-Realmente estaba preocupado por tí. Si no llega a ser por nosotras te habría llevado al hospital- dijo la señora Mei-qi con una risilla.

-Sí, a decir verdad nuestro Renjun es un exagerado- dijo la señora Xuanyi.

-Lo sé- dije soltando una risilla.

-Mi esposa y yo vamos a preparar la comida. ¿Puedes ir a llamarle a Renjun?- me preguntó la señora Xuanyi.

-Claro, enseguida vuelvo- las señoras Huang fueron a la cocina a preparar la comida y yo fuí a la habitación encontrándome con Renjun terminando de hacer la cama en la que yo dormí -Tendrías que haberme avisado, la habría hecho yo- dije apoyandome en el marco de la puerta y Renjun me miró.

-La última vez que hiciste mi cama, todas las sábanas estaban torcidas. Ni pienses que voy a dejarte hacer lo mismo de nuevo- dijo sonriendo.

-La hice mal por que el día anterior te comiste mi helado de chocolate. Bueno, no te lo comiste, te lo zampaste- dije riendo al recordar aquel día.

-No es mi culpa que tardes mil años en terminarte un simple helado-

-¿Simple? El helado de chocolate es vida. Por cierto, aún me debes un helado- dije y este se acercó a mí haciendo que dejara de apoyarme en el marco de la puerta y le mirara fijamente a los ojos.

Comenzaba a ponerme nerviosa y ni siquiera estábamos tan cerca el uno del otro.

-No te debo ningún helado, ese día no me dijiste que te comprara otro, simplemente me pegaste y después quisiste hacer un funeral al helado que me comí-

Mí yo del pasado me estaba empezando a dar vergüenza ajena.

-¿Por qué me recuerdas lo del funeral? Ni siquiera ibas a asistir- dije y nos empezamos a reír.

Éramos unos raritos, lo sé.

Cuando dejamos de reírnos nos miramos fijamente.

Entonces pude notar como la incomodidad entre nosotros regresó.

-¿A qué has venido a mi habitación?- preguntó Renjun para sacar conversación.

-Oh, cierto. Tus madres me han dicho que te llamara para bajar a la cocina. Ellas están preparando la comida- ninguno de los dos apartó la mirada del otro.

Quería apartar la mirada y bajar a la cocina, pero no podía, sus ojos eran preciosos.

Sonaré psicópata diciendo esto, pero podría estar admirandole durante todo el día.

Ni siquiera me di cuenta de cuando nos acercamos hasta el punto de que nuestras narices estuvieran apunto de rozarse.

Bajé la mirada a sus labios y hablé.

-Renjun, yo- no pude terminar de hablar ya que Renjun me interrumpió.

-Será mejor que vayamos a comer- dijo aclarandose la garganta y apartándose de mí.

Pasó por mi lado y salió de la habitación.

Estaba confundida, Renjun me quería, y yo a él. ¿Entonces? ¿Por qué ni tan siquiera me dejó terminar hablar?

му ωαуDonde viven las historias. Descúbrelo ahora