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Mientras desayunabamos a la mañana del Lunes, mi madre dijo algo que me asustó.

-La abuela y el abuelo vendrán a comer-

Mi abuela, la persona que no me aceptaba, iba a volver a pisar aquella casa.

-¿Crees que sea buena idea?- preguntó mi padre.

-No quiero que volvais a pelear por mi culpa- dije al terminar de desayunar.

-Irish, hija, tú no tienes la culpa de nada- dijo mi padre.

-Yo soy el centro del problema, será mejor que a la hora de comer yo no esté presente. Iré a la casa de las señoras Huang si no les molesta y comeré allí- dije sin mirarles.

-Si tú no comes aquí, yo tampoco- dijo Jisung haciendo puchero.

-Hija, ayer hablé con mi madre por teléfono. Me dijo que no haría ni diría nada fuera de lugar- dijo mi madre.

-Dudo mucho que te dijera eso- dije recordando el día anterior en el centro comercial.

Estaba claro que mi abuela no me quería ver ni en pintura.

-No digas eso cariño- dijo mi padre.

Mis ojos se empezaron a cristalizar.

-¿Por qué no aceptais de una vez que ella nunca me va a querer?- dije mirandoles.

Me sequé las lágrimas con la mano y unos segundos después noté como alguien me abrazó, era Jisung.

Correspondí su abrazo y le senté en mis piernas aún abrazándole.

-No digas eso Irish- dijo Jisung con la voz entrecortada.

-Solamente dale otra oportunidad. Por favor- dijo mi madre.

La miré y unos segundos después asentí.

Esperaba de verdad que no volvieran a pelear. No quería ser el centro del problema, no me gustaba esa sensación.

No me gustaba ser el agujero negro de la familia.

му ωαуDonde viven las historias. Descúbrelo ahora