16: Corto de dinero

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En el patio, ya había llovido durante dos horas, Jing Shao se mantuvo en silencio y no se movió. Mu Hanzhang lo acompañó, abrazándolo mientras se sentaban bajo la lluvia por todo ese tiempo, esperando a que se calmara. Solo cuando estaba seguro de que el otro ya se había tranquilizado, lo llevó hacia adentro de la residencia para que tomara un baño y se cambie de ropa.

Aunque Jing Shao usó esta otra propiedad para entrenar soldados, aún así era una residencia real, por lo que tenía las cosas que se suponían debían estar ahí y, además, también habían aguas termales. Dentro de la vivienda de Jing Shao había un gran depósito de aguas termales, aunque debido a que estaba lloviendo, no tuvieron la oportunidad de tomar un baño allí al aire libre. Por lo tanto, simplemente se sumergieron en la pequeña piscina que se encontraba dentro de la casa para expulsar el frío de sus cuerpos.

—¡Achú!—. Mientras Mu Hanzhang convencía a Jing Shao para que bebiera un plato de sopa de jengibre, él mismo estornudó.

—También deberías ir rápidamente a beber un tazón—. Jing Shao le entregó la sopa de jengibre y tomó una toalla de tela para secarle el cabello. Solo entonces pensó en el hecho de que la resistencia del cuerpo de Jun Qing no era tan buena, ya que había sido congelado dañinamente cuando era niño. La lluvia de primavera no era tan helada, pero al haber estado sentado bajo ella durante 2 horas, incluso la persona promedio se enfermaría, por lo que él captó un resfriado rápidamente. Pensando en esto, presionó afanosamente a Mu Hanzhang para que se sumergiera en la piscina de aguas termales nuevamente por un tiempo.

—La salud de esta persona es muy buena—. Al ver la intención de Jing Shao, Mu Hanzhang dijo mientras sonreía: —Previamente me arrodillé bajo la lluvia durante seis horas y ni siquiera me enfermé, y mucho menos...—. Al ver que la expresión de Jing Shao había cambiado, Mu Hanzhang se dio cuenta de que accidentalmente había dicho demasiado de nuevo, y rápidamente se dirigió a la cama.

Debido a que esta residencia alternativa se construyó con el propósito de servir para entrenar y descansar, la cama era más espaciosa que en la mansión oficial. Jing Shao se arrastró un poco más hacia el interior de ella, acercándose cada vez más al lado de Mu Hanzhang para acostarse con una mirada levemente ardiendo de furia. —¿Por qué?

—En ese momento, mi enfermera nodriza cometió un crimen, lo hice para protegerla—. Mu Hanzhang se apoyó en los grandes cojines en capas de la cabecera de la cama y envolvió la herida en la mano de Jing Shao con el paño lleno medicina, que acababa de encontrar. —¿No es muy normal que los niños sean castigados con arrodillarse durante mucho tiempo?

En ese momento, el hijo de la enfermera nodriza fue sorprendido robando cosas de la mansión, y la Señora quería expulsarlos a ambos, madre e hijo, de la casa. Cuando cayó al lago ese año, fue la enfermera nodriza quien lo cuidó sin descanso, y de hecho le salvó la vida. La Madame no le dio una salida, pero finalmente sintió que él, un hijo bastardo, no era nada agradable para ella, por lo que pasó seis horas arrodillado solo, hasta que su abuela no pudo soportar más la vista, y finalmente logró salvar a la enfermera nodriza y a su hijo, llevándolos al pueblo a vivir.

Jing Shao escuchó esto, y la comisura de su boca se torció en una sonrisa amarga. —Sí, también me arrodillé por un día y una noche ante el Palacio Qinzheng.

Mu Hanzhang cubrió a la persona que estaba a su lado con una colcha y se deslizó a través de las mantas, y luego, usando una mano para sostener su cabeza, se acostó hacia un lado y dijo: —¿Un día y una noche?—. Cheng Wang es un hijo legítimo de una primera esposa, ¿acaso tampoco pudo pasar sus días obteniendo todo lo que deseaba?

—En ese momento, insistí en ir a los campamentos militares. Mi Padre Imperial dijo que si podía arrodillarme frente al Salón Qinzheng durante 24 horas, entonces me dejaría ir—. Se rió burlonamente Jing Shao de sí mismo. —Sin mi Madre Imperial protegiéndonos, la vida de mi hermano y yo en el palacio ni siquiera sería tan buena como la que tendría un príncipe mayor que con una concubina favorita. ¡En ese momento yo sólo pensaba en querer liderar tropas, y querer tener autoridad sobre el ejército, para matar a todas esas personas que me intimidaban!

El flautista y el vaqueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora