Su paseo ya había terminado, y ya que se habían topado con Mu Lingbao y los demás, en el camino de regreso, Mu Hanzhang se sentó en el caballo pensando en cómo esas tres personas claramente habían sido golpeadas, pero aún así tenían que sonreír con disculpas. Y ese solo recuerdo no pudo evitar hacerlo querer reír.
Bajando la cabeza, Jing Shao vio que la persona entre sus brazos estaba frunciendo sus labios para no reír, y decidió que en el futuro encontraría más oportunidades para golpear a esos tres. En aquel año, cuando Mu Lingbao había empujado a su hermano menor al agua, esos dos primos también estaban en la escena, por lo que Jing Shao esperaría hasta el día veintisiete después del solsticio de invierno, y también haría que la gente los arrojara al agua del río para remojarlos por un rato.
La residencia alternativa de Cheng Wang estaba en la parte este de la ciudad y el pedazo de bosque desolado que la residencia del Marqués del Norte le había dado a Jun Qing también estaba en la parte este de la ciudad. Por lo que si iban montando a Xiao Hei, la distancia no sería muy lejana, y antes de que frente a sus ojos apareciera una escena de unas desordenadas rocas y árboles en un salvaje crecimiento. Mu Hanzhang giró la cabeza para mirar al Jing Shao que continuaba en sus pensamientos, ¿acaso seguía pensando en esa doncella vestida de rosa? Pensando en la reacción de su esposo en ese momento, la esquina de su boca que había estado levantada lentamente se convirtió en una recta línea. —Xiao Shao...
—¿Sí?—. Jing Shao salió de sus pensamientos y bajó su cabeza para mirarlo.
¿Quién era esa doncella?
Aquellas palabras que quería preguntarle llegaron a su boca, pero rápidamente fueron tragadas por él mismo, Mu Hanzhang se frotó los labios y volvió la cabeza para mirar hacia ese pedazo de bosque salvaje. —¿Qué se debe plantar en estos bosques salvajes para generar algún ingreso?
—¿En estos bosques salvajes?—. Jing Shao levantó la cabeza para mirar a la escena frente a él y se rió. —En este tipo de bosques con muchas rocas y poca tierra, en realidad ni siquiera se puede montar a caballo o cazar...—. Hasta este punto, Jing Shao tiró de las riendas de repente, y se detuvo para mirar al pedazo de bosque salvaje frente a ellos y reflexionó.
Este trozo de bosque tenía al menos trescientas hectáreas, todo lo que tenía eran escombros y árboles silvestres, aunque también habían arbustos y malezas densamente pobladas, y era imposible mirar hacia el interior. ¡Por lo que era precisamente un gran lugar para colocar tropas! Además, ¡este lugar estaba a solo 20 li de la capital! Por desgracia, era una lástima que todas las tierras de los suburbios ya tuvieran propietarios. Durante todo ese tiempo, cuando estaba conquistando las tierras que se convertirían en su país, dividió a la tierra alrededor de la capital entre unos pocos duques y marqueses que ayudaron a fundar el país. Si compraba abiertamente este pedazo de bosque salvaje inútil, definitivamente haría que la gente empezara a fundar sospechas en él.
—Jun Qing, ¿sabes a quién le pertenece este bosque?—. Si obtuviera este pedazo de bosque, entonces muchas cosas serían más fáciles de lograr, en el futuro si hubiera una oportunidad, entonces lo compraría, incluso si tuviera que hacer algún esfuerzo, Jing Shao todavía quería este pedazo de tierra.
Mu Hanzhang bajó la cabeza, suspiró levemente y dijo: —Este pedazo de bosque es una gran parte de la herencia familiar dividida para mí.
Jing Shao se quedó mirándolo fijamente por un momento, luego se rió alegremente y le dio a la persona entre sus brazos un beso en la mejilla. —¡Jun Qing, realmente eres mi estrella de la suerte!
—¿Ah?—. Esta vez, fue el turno de Mu Hanzhang de mirarlo fijamente.
—Tomo las cien hectáreas de tierra fértil en Shanxi y las intercambio contigo por este pedazo de bosque desolado, ¿de acuerdo?—. Jing Shao pateó ligeramente el abdomen del caballo, dejando que Xiao Hei se soltara y comenzara a galopar felizmente.
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El flautista y el vaquero
RomanceLa esposa es lo primero, el país es lo segundo y el marido es de menor importancia. Toda su vida se la pasó montando un caballo de guerra y cumpliendo meritorios servicios militares. ¿Pero cuál fue el resultado? Al final, fue dejado de lado una vez...