—Hanzhang, no culpes a tu padre, hay diferencias al ser un hijo legítimo, así que por la paz de la familia, algunas cosas también deben ser el último recurso—. El Marqués del Norte se sintió angustiado e inevitablemente bebió más.
—¿Por qué el padre dice eso? ¿Cómo puede este hijo tener resentimiento contra su padre?—. Mu Hanzhang agregó vino a su copa. Era su padre, y él, su hijo. Incluso si el padre solo quiere su propia vida, Jun Qing no podía resentirse con él. Además, su padre ya es muy bueno con él.
El hijo de una concubina no puede heredar el título familiar, esta era una regla desde la antigüedad. Cuando el Primer Emperador vivía, murió el hijo principal del tío Shou Chang, él no tenía hermanos directos, por lo que pidió convertir al hijo mayor de su concubina en el hijo principal. El Primer Emperador no le dijo nada, y se apoderó directamente del título de su Residencia. La herencia de tener un título, en última instancia, dependía de la gracia del cielo. Así que si el Emperador no estaba contento, incluso si el hijo de su propia esposa pidiera su título, este se apoderaría de ese título. Por lo que incluso si Mu Hanzhang fuera excelente, el Marqués del Norte no podía correr ese riesgo.
Mu Hanzhang sabía que para su padre, mantener el título dejado por sus antepasados era lo más importante. Solo con ese título podía hacer que su familia pudiera sobrevivir, por lo que el pequeño hijo de una concubina parecía ser insignificante para él.
¿Cómo puede haber padres que no amen a sus hijos en el mundo? Cuando su padre le enseñó puntería, él le dijo que para que pudiera conseguir un título de Laozi*, ¡Hanzhang debía ser ambicioso y así podía ganar ese título cuando sea mayor!
—Oye, eres demasiado amable—. El Marqués del Norte bebió con sus ojos ya rojizos, mirándolo mientras sacudía su cabeza.
Mu Hanzhang frunció su ceño, rara vez veía a su padre tan deprimido. ¿Podría ser que Mu Lingbao estaba demasiado enfermo? Y así le preguntó tentativamente: —¿Por qué mi padre no fue a la Corte hoy?
—Siempre pienso en protegerme, pero al final todavía me encuentro en un callejón sin salida—. Se dijo así mismo el Marqués del Norte: —Regresa y dile al Príncipe que no puedo hacer nada.
Al escuchar esto, Mu Hanzhang de repente no pudo quedarse quieto. Había resultado que su padre le estuvo hablando lo anterior durante mucho tiempo para que no se resintiera con él por Jing Shao, ¡entonces debía de haber alguna trampa en la Corte hoy!
Se fue con prisa, y justo cuando acababa de salir de aquella puerta llena de flores colgantes, se topó con una persona que también estaba por entrar con rapidez, así que Mu Hanzhang fue golpeado y se tambaleó. Pero esa persona en lugar de disculparse, extendió su mano, le rodeó su cintura y le pellizcó en secreto: —Belleza, ¿a dónde vas con tanta prisa?
El rostro de Mu Hanzhang de repente se tornó rojizo, miró hacia arriba y enfrentó a la cara aparentemente fría de Jing Shao. Y al ver su apariencia, no parecía haber sido agraviado; sin embargo, aunque se sentía aliviado, no pudo evitar poner sus ojos en blanco.
—Este Príncipe Imperial también ha estado en la Residencia del Marqués del Norte anteriormente, ¿cómo es que no había visto a una persona tan hermosa? De ninguna manera puede ser así, no, ¡te llevaré de vuelta a mi Palacio hoy mismo!—. Le dijo Jing Shao así, de esta manera, colocando a la persona en sus brazos, y siguió riéndose, mientras fingía: —Belleza, no pongas los ojos en blanco, este Príncipe Imperial ha renunciado a su concubina hoy, y no dejará ir tu blanca cabeza, lo declara hoy...
Mu Hanzhang cubrió su boca apresuradamente y miró a su alrededor, Yun Zhu ya había estado tirando sigilosamente de la correa para conducir el carruaje.
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El flautista y el vaquero
RomanceLa esposa es lo primero, el país es lo segundo y el marido es de menor importancia. Toda su vida se la pasó montando un caballo de guerra y cumpliendo meritorios servicios militares. ¿Pero cuál fue el resultado? Al final, fue dejado de lado una vez...